jueves, 15 de septiembre de 2011

LA HIPOCRESÍA DE LOS MEDIOS DE DIFUSIÓN CUBANO: TODO ESTÀ BIEN EN CUBA Y EN EL MUNDO TODO ESTÀ MAL

Por Osmel Almaguer
(Artículo recomendado por la bloguera cubana Yoani Sánchez)



Foto: Orlando Luis Pardo

Desde bien temprano fui testigo de la falsedad característica de los medios de difusión de mi país, de cuya influencia hemos estado desprotegidos desde hace más de medio siglo.
Cuando encontré aquel reportaje en el periódico Trabajadores, en el cual se destacaba la labor del esposo de una de mis primas, no pude menos que echarme a reír, pues toda la familia conocía a Ramón como un tramposo que llevaba años engañando a mi prima con una mujer con la que incluso había llegado a tener hijos.

El personaje diseñado por los periodistas era poco menos que un santo. Un “sencillo Mayor de las FAR” que “con esfuerzo y dedicación” había convertido lo que antaño era un páramo, en una “finca productiva de cuyos frutos se podrían beneficiar en lo adelante varias unidades militares”.

Meses después Ramón fue expulsado “deshonrosamente” de las FAR, cuando se descubrieron sus “desvíos de recursos”. El periódico no asistió a este otro capitulo en la historia de Ramón.

Este fue el primer hecho que llamó mi atención sobre la sospechosa armonía nacional que mostraban los medios de difusión.

Luego comencé a cuestionar el trabajo de los periodistas cubanos, y cuando tuve la oportunidad de conocer sus métodos y rutinas de trabajo, pude entenderlo todo.

Los medios de difusión radicados en el país son “propiedad del Estado Cubano”, por lo que responden a los intereses del gobierno. En otros países también existe la “prensa amarilla”, solo que aquí toda la prensa es, por asignarle un color más adecuado, rosada.

En Cuba todo está bien, y en el mundo todo está mal, parecen repetir obsesivamente nuestros periodistas las 24 horas del día.

Los desdichados a los que les “tocó” cubrir la “noticia” de Ramón, tuvieron que inventarse una noticia de donde no la había, y para hacerlo tenían que hablar positivamente, omitiendo algún rasgo negativo que encontraran.

No conocían los precedentes del caso ni la conducta de Ramón, simplemente “cayeron de fly”, como se dice aquí, y el resultado fue una historia edulcorada que poco tenía que ver con la realidad.

Hace unos años salió Antonio Resillez por el NTV haciendo su habitual comentario, y en él, ensalzaba la trayectoria de otro sujeto que conocíamos, uno de esos “trepadores” que tanto abundan en la Cuba de hoy. Sus hazañas y sacrificios como médico les fueron narradas al pueblo cubano por el espacio informativo más importante del país.

Luego supimos, por boca del propio implicado, que la historia contada por Resillez era una carta que él mismo había redactado, entregándosela luego a su amigo periodista.
Resillez tiene, o tenía, un espacio en la emisión estelar del NTV en el que abordaba los problemas socio-económicos y políticos nacionales e internacionales, y en el que siempre terminaba arengando al pueblo como culpable de todos los males de una revolución que al parecer, y al igual que sus dirigentes, es perfecta.