Cada vez que se me acaba un rollo de papel
toilet, no puedo evitar asustarme. Recientemente mi mamá que la tengo en cama
desde hace varios meses, se enfermó del
estómago y vomitó dos veces en un dia. En situaciones normales de un
pasado que cada vez es más lejano, este imprevisto orgánico de un familiar
enfermo uno lo resuelve con suficiente papel toilet y papel toallín. Mi
preocupación del momento no se centró en que mi mamá en ese momento tenía
problemas estomacales y que se podía descompensar, sino qué hacer para resolver
un PROBLEMA TAN GIGANTE de salud y de limpieza. Rompiendo todas las normas de asepsia
médica para atender a un enfermo, tuve que recurrir a papel periódico que solamente
uso para mi mascota, es increíble que
esto nos esté sucediendo en una Venezuela supuestamente millonaria en barriles
de petróleo, pero en la cual sus ciudadanos tenemos angustiantes problemas para
comprar papel toilet, servilletas, papel toallin, aceite de calidad para cocina
(y no aceite malo que echa humo hasta el
techo y que además hay que considerar una gran suerte si se consigue este
aceite malo y caro hasta el infinito), azúcar, harina de maíz, leche en polvo y
leche pasteurizada, harina de trigo, y ahora se sumó la escasez las compotas de
frutas y las leches de fórmulas para bebés. No
hay excusas que esta espantosa escasez de todo, esté ocurriendo en Venezuela.
Además de una inmensa deficiencia de empresas
del Estado como la electricidad: De lunes a viernes y a toda hora las colas de
las personas para pagar el servicio son apocalípticas desde Los Palos Grandes
hasta El Valle (Caracas). En todo momento,
CORPOELEC tiene problemas de
líneas e insuficiencia de personal para atender a centenares de usuarios, a
quienes nunca les llega el recibo a tiempo, sino un mes después y por lo tanto
la gente no tiene la opción de pagar con tiempo en cualquier agencia bancaria
como sucedía cuando el servicio eléctrico estaba en manos del sector privado.
En definitiva la calidad de vida de los venezolanos cada vez más se desliza por un barranco, aunado a las temibles cifras de homicidios en el país que enluta diariamente diariamente a decenas de compatriotas y de ciudadanos que nos visitan de otros países.A todo esto le sumamos el viacrucis del acceso a los dólares para quien sea y inflación que en verdad, nunca en mi vida había observado, ni siquiera cuando cuando hubo “El Caracazo de febrero 1989) cuando el pueblo se alzó por un aumento de gasolina y por el paquete de medidas económicas de ese momento, que comparándolas con lo que está sucediendo hoy en el país, eran niños tomando tetero.