Por Paula Giraud/ Periodista CNP 3804/ celular:0416 728 1185
(Fotos tomadas prestadas de Internet para ilustrar este escrito)
Alguien muy
cercano, familiar, que ni lava, ni presta la batea ni en las buenas ni en las
malas, me dijo el 29 de junio 2014, día de mi cumpleaños y de mi Santo (San Pedro y San Pablo) que le daba PENA que
contase mi historia en las redes sociales y estuviese dando “lástima”. Le
respondí MOLESTA que mi verdadera intención nunca fue, ni ha sido dar lástima, sino contar a través
de mi infernal pesadilla la de miles de venezolanos, sin importar clase social
(al menos que tengan mucho dinero y una Póliza HCM en dólares grandota que les cubra una terapia intensiva o una hospitalización diaria de más de cien mil
bolívares (o más de cien millones de los de antes de la debacle monetaria), sin
importar si es analfabeta o tenga un título universitario o muchos, en esta Venezuela pauperizada, que
hoy en el siglo XXI es una versión en salud, salubridad, escasez de todo,
pobreza, inseguridad extrema y de caos, a la de un país africano o
TERCERMUNDISTA de los que están en la “cola”.
Que si a nadie en
el Gobierno o con poder, no le interesa mi infernal historia que es la de miles
y miles de venezolanos, ese es su problema tener los ojos, oídos y labios
sellados o el fanatismo extremo los nuble hasta que les toque vivirlo en carne
propia, o mientras tengan sus cuentas bancarias atapuzada de dólares en algún
lugar fuera del país en donde consideren que la Justicia nunca los alcanzará.
Mi angustia del tamaño del hermoso Cerro El Ávila y de un inmenso dolor interior y
físico por el agotamiento cuando se está inmerso en el caos y DESHUMANIZACIÓN
del Estado, los he llevado SOLA en mis hombros, con el apoyo moral de quienes
han sido mis amigos o familiares muy, pero muy cercanos, así como el logístico
o la presencia en los hospitales de las 3 amigas de muchos años. o de la amiga muy querida que logró el traslado de la Atías a Terapia Intensiva de Coche, o de Rosario
T. que en la Clínica Atías, estando fuera de los límites de edad permitida,
donó su sangre para mi mamá el 16 de junio al mediodía o a la madrina de bautizo de mi
hija, Milagro Serrano (Internacionalista), que me ha rescatado en varios de estos feísimos días y
ha ido a buscarme en el CAOS para que no se me olvidara que yo también debía
alimentarme pero lejos de lo horrible y en lugares apacibles para tranquilizar
mi siquis, mi espíritu.
Le dije a ese familiar cercano, que ni lava ni presta la
batea, que sin lástima o con ella (me da igual), la que debe cruzar la ciudad completa en
transporte público con lencería de cama lavada a mano por mí, pruebas médicas o
medicinas que NO HAY soy YO. Yo soy la que resuelvo y me levanto de la cama,
cuando estoy extenuada en el tope o con fiebre de 39. Yo soy la que pago y me “reviento” en lo
económico. Yo soy la que lava una bolsa diaria de ropa de cama de los
hospitales. Yo soy la que me aguanto o replico como Don Quijote de la Mancha,
las injusticias del caótico, inhumano e infernal red hospitalaria pública, a ver si alguien actúa a favor de millones de venezolanos que tienen que vivir ese VIACRUCIS.
Yo soy la que me aguanto a la enfermera o doctora INHUMANA y “bicha” que
me restriega en la cara que me aguante el caos, órdenes de buscar medicamentos
de noche a costa de mi seguridad personal luego de 5-6 horas de espera para que
algún médico decida por intermedio de una enfermera que nunca llega a darme por
escrito lo que debo comprar de mi bolsillo porque el Estado se robó el dinero de
los insumos y medicamentos de los venezolanos, o aceptar de las pretensiones del personal de
enfermería-médico que duerma en el piso o usar baños nauseabundos (la del
personal si está limpio) porque “ESTOY EN UN HOSPITAL Y NÓ EN UNA CLÍNICA” y me
la debo CALAR, al igual que muchos venezolanos, personal hospitalario (no
todos, pero si los suficientes para causar bastante maltrato emocional y
sicológico) que se olvidaron que tenemos una Constitución Nacional (así sea de
adorno), tienen muchos años o nunca estudiaron el Código de ética de sus respectivas
profesiones, o de la Ley Contra la Violencia contra la Mujer.
De los 3 hospitales públicos que me ha tocado vivir el caos en su mayor magnitud como fue
el 3 de diciembre del 2013 (Hospital Pérez Carreño, el personal médico en
general no se ha deshumanizado aún, pero el caos los entierra con gran impotencia) y desde el 17 de
Junio hasta la fecha entre el Hospital Periférico de Coche y el Hospital de
Magallanes de Catia o Dr. José Gregorio Hernández, en este último en el área de
Emergencia, me he encontrado con la deshumanización, desconsideración extrema
personificada del País y en mujeres precisamente que se equivocaron de
profesión o de sitio en donde trabajar: Tanto en el Hospital Periférico de Coche o en el
Hospital de los Magallanes de Catia, la Unidad de Terapia Intensiva son los
únicos lugares en donde la mayoría del personal es muy calificado, tratan con gran educación y respeto a los familiares, y la condición humana no la extraviaron,
a excepción del “matasanos y muy mala persona” del fulano Dr. Clavier que
desgraciadamente e inmerecidamente es Jefe en la UTI del Hospital Periférico de
Coche, quien es “guapo y apoyado por un Jefesote del Gobierno: A ESE HOMBRE que
sacó su titulo de médico de una caja de detergentes, EL COLEGIO DE MÉDICOS, LA
FMV Y DEMÁS AUTORIDADES PÚBLICAS DEBERÍAN SACARLO DE AHÍ Y DE CUALQUIER
HOSPITAL PÚBLICO y ENJUCIARLO por todo el daño que ha causado a muuuuchos
pacientes en Coche. Este Dr. Clavier, a muchos dolientes, cuando fallecen en su turno de
guardia, les deja sin firmar por muuuuchas horas el acta de defunción de sus
seres queridos y no los pueden enterrar, hasta que a él le de la real gana de
desayunar, almorzar, merendar y cenar con gran desparpajo e inhumanidad
absoluta, porque “él es un hombre que no nació de una mujer”. Nació MALVADO.
LAS FLORES DEL
DESIERTO QUE ME HE ENCONTRADO EN LA CAÓTICA RED HOSPITALARIA DE VENEZUELA
En los hospitales públicos, me he encontrado con varias flores en el
desierto, que en mitad de las rocas, las calaveras y los espinos, crecen bellas, desafiantes y totalmente fuera de
lugar. A esas flores del desierto, les envío todo mi afecto y agradecimiento: A los porteros,camilleros, varias enfermeras, algunos médicos, personal de la UTI de Coche (menos al “bicho” del Dr.
Clavier de esa Unidad). A la UTI de los Magallanes de Catia u Hospital José
Gregorio Hernández, al médico internista que desconozco su nombre el día 26 de
junio(Jefe de Guardia de ese día) de aspecto físico Indú, piel color ébano que
hizo lo debido y necesario de poder ingresar a mi mamá luego del ruleteo por 40
horas del Hospital de Coche gracias al
mentado Dr. Clavier, primero en el CDI de Propatria (solo de atención médica
cubana por día y rutinaria, pero que son personas de gran corazón) y en la Emergencia del Hospital de los Magallanes
de Catia, lugar que para mí en distancia, estres y cansancio es el fín del
mundo. Y al personal de Guardia en la UTI de Magallanes de Catia los días 28 y
29 de junio que me trataron con educación y profesionalismo del mejor: Y este
30 de Junio 2014 que me encontré una enfermera, un médico de los que estaban de
guardia y un camillero-obrero que me trataron con humanidad y consideración.
Hay dos enfermeras ahí (Magallanes de Catia) que las ví nuevamente este 30 de Junio,
que son “bichas” e inhumanas, ajenas a los pacientes y con quienes me fue
imposible el 27 de junio, Dia del Periodistas, quedarme
callada ante sus posiciones inconstitucionales, deshumanizadas y fuera del
Código de Ética de cualquier enfermera del mundo: No he podido averiguar sus
nombres, pero si sé quienes son. Me ven con “sorna” burlezca, pero en la
bajadita de las vueltas que dá la vida o el destino las espero o de cualquier
familiar que no “coma cuentos” y tengan un hijo, hermano, cuñado, esposo o
novio que estén fuera de la Ley y les hagan pasar un buen susto. Los hechos del
Hospital Universitario del domingo 29 de junio son inconcebibles desde
cualquier punto de vista, pero hay algunas personas de las que maltratan a pacientes y familialres, que jamás deberían trabajar
en un Hospital Público venezolano, y ahora mucho menos que los “malandros” se
han apoderado también de los centros de salud y de las calles y autopistas del
país.
VENEZUELA, AUTORIDADES Y PERSONAL DE HOSPITALES PÚBLICOS DEBEN RE-ENCONTRARSE CON URGENCIA CON LOS VALORES DE LA SOLIDARIDAD HUMANA Y DE LA HONRADEZ...SIN ESTOS VALORES ESENCIALES NO TENEMOS PATRIA