Al igual que
millones de venezolanos, yo también me siento prisionera en mi casa. Solo salgo
cuando debo obligatoriamente comprar lo que no se consigue y no se puede, o
cuando voy solamente una vez al mes al banco: Cuando no hay peligro aparente de
malandros y en un territorio que me sienta segura y vea con lupa todos los
ángulos de la agencia bancaria. Uso el mismo pantalón cuando voy al banco, que
tiene bolsillos por todas partes....
Por donde
vivo, nos pusieron una Gran Misión
Vivienda, a donde mudaron no solamente a los venezolanos con necesidad de un
hogar, sino que trasladaron a los azotes de barrios de muchos lugares de la
capital, que es lo mismo en todos los lugares del país en donde el Gobierno
construyen los edificios de la Gran Misión Vivienda. El Gobierno desde que
inició la construcción de esos edificios en mi comunidad, cerca de la Escuela
Militar de Venezuela, dejó el lugar en oscuridad total desde hace más de 2
años, quitaron el patrullaje, que al
menos antes se veían hasta las 7 pm (menos al mediodía). Toda la comunidad hoy
está en “Toque de Queda” apenas anochece.
Los jóvenes
de mi comunidad, ya ni siquiera se reúnen en las noches los fines de semana en
los jardines del Conjunto Residencial, ni tampoco en nuestra Cancha Deportiva,
que está en la parte trasera del Conjunto.
Toda la
comunidad tiene MIEDO, pánico. Yo vivo en planta baja, y antes de botar la
basura, si ya es de noche, primero veo
desde mi balcón si no hay nadie sospechoso en el área de la basura: ESTO NO ES
VIDA…. ESTO ES EL SOCIALISMO DEL SIGLO
XXI de este Gobierno, que le desgració la vida a millones de venezolanos. Nos
robó hasta el derecho de salir con libertad a las calles y saber con certeza,
que nadie nos va asesinar en la calle o dentro de una unidad de transporte
público.
Mis grandes
pasiones como ir al cine, ir a una obra de teatro, o simplemente merendar al
lugar que siempre fue mi predilecto por bonito y sin el "bululú" de la mayoría de los centros comerciales en la capital y
porque visualizaba El Ávila, como es el Centro Comercial San Ignacio (La
Castellana) o pastelerías aledañas, desde hace mucho tiempo están prácticamente borradas de mi agenda de
vida.
La “prisión
en el hogar” no tiene color político, ni si vives en el Este o el Oeste de
Caracas, ni en cualquier lugar de Venezuela…Todos estamos presos en nuestros
hogares, pero sin comida ni medicinas para enfrentar cualquier imprevisto en el
país.
Estamos bajo
el imperio del hampa y viviendo una verdadera crisis humanitaria en materia de
salud y alimentación…Solamente para el Diputado Ricardo Sanguino,chavista por
supuesto, en Venezuela no hay ninguna crisis. Suponemos que a su casa le llevan
un gran mercado de lo que carece la mayoría del país como a toda la “bancada de diputados de la
Patria”, y si él se enferma o alguien de su familia, el gobierno le compra las
medicinas rapidito en Curazao o Aruba y obviamente ni èl, ni nadie de su entorno va para el Hospital de
Coche o para el Hospital de los Magallanes de Catia, sino que se va a las
mejores clínicas de la capital.
Ni tampoco a
los diputados chavistas, los llevan al CDI de Propatria ni al CDI Ludovico
Silva en El Cementerio (que están en la total “pelazón”) como todos los CDI del
país….Todos estos lugares, yo SI los conozco y los he vivido en carne propia,
pero ninguno de los “diputados de la Patria” conocen el sufrimiento de ese
pueblo, porque viven en su Venezuela de fantasía, y no hacen mercado ni colas
por “razones de seguridad”, como dijo este viernes 19 de febrero el Diputado
chavista Elías Jaua, en la entrevista de la 1pm con Vladimir Villegas en
Globovisión.
*Nota: El
título de este escrito está inspirada en una frase de Enzo Ferrari, fundador de
la Escudería Ferrari, nacido en Módena, Italia en el año 1898. Fotos tomadas prestadas de internet.