En los barrios organizados por los pranes-jefes, se cuida la seguridad de la entrada de bandas rivales e incursiones sorpresivas de la policia, a través de “los gariteros” con equipos de comunicación y celulares, que van desde niños-adolescentes. “Los gariteros” tienen un salario, comida y lugar donde dormir.
Por un lugar así, logró salvarse la vida “de milagro”, hace algunos años un policía que vivía en un barrio de la Parroquia El Valle,que jugaba dominó con dos amigos y una banda rival de otro barrio aledaño, llegó a asesinar a quien encontrase en su camino.
Hace 8 años en un barrio de la
Parroquia El Valle (Caracas), se imponía
la Ley de la Selva: Bandas rivales incursionaban en este lugar y se mataban
entre sí. Si había una “culebra” con alguien, la orden era acabar con quien
estuviese en una callejuela, así no tuviese nada que ver con la “culebra”.
Llegaban una noche cualquiera y le caían a tiros a todo el que estuviese
visible. Me cuentan de un sobreviviente de una masacre, que era Policía
Metropolitano y que nunca se metió con
ninguna banda por seguridad de su familia. Un día reunido con dos amigos en la
noche, llegan los malandros de otro barrio aledaño y les
asesinan a tiros a sus dos mejores amigos. Ël les dijo en ese fatídico día a
esa banda rival: “No me maten, yo no tengo problemas con ninguno de ustedes”.
-Bueno “pollín”, yo sé que tienes
razón y que tú nunca te has metido con nosotros, pero la orden que tengo es
llevarme por delante a quien estuviese acá. Y tú sabes, que no tengo
alternativa.
Mientras el sencillo funcionario
policial le dicen esto, piensa rápidamente como escaparse de una “muerte segura”,
o al menos lucharía hasta el último minuto que le quedase de vida, de no darse
por vencido. Observa en 3 segundos por donde iba a correr y por donde se iba a
lanzar, para no ser asesinado inmediatamente o secuestrado-asesinado luego en
el barrio rival. Mientras le disparan la carga completa de una Glock a uno de
sus amigos, él sale corriendo por un callejón. Le pasan tiros como bengalas muy
cerca, y otros logran darle en varias partes de su cuerpo. Al segundo amigo,
por no pensar y moverse con la rapidez de él, si lo matan bien feo. Ya había otro que yacía moribundo en el
asfalto con tierra.
El policía, mientras rodaba
barrio abajo con el amigo grave, quien fallece 15 minutos después. Llama de su
celular a la madre: “Mamá me dieron, me dieron…vente, vente”. La madre desesperada
con su esposo que maneja un Jeep, rescata gravemente herido a su hijo y al
amigo moribundo. Solo sobrevive el policía, tiroteado como un colador. El padre
lo lleva corriendo a la Clínica Atías de la Urbanización Los Rosales en donde
le salvan la vida. El otro herido de muerte, no sobrevive. (Manuel)
LA ORGANIZACIÓN DE LOS PRANES DEL
BARRIO:
Esta situación de incursión de
bandas rivales a un barrio distinto por “culebra” u otra razón, la “gerencian”
definitivamente. Se crea toda una red de los llamados “gariteros”, que tienen
equipos de comunicación, armas y celulares de última generación para “cantar”
si un enemigo intenta entrar a la zona, o viene la policía. Si viene la
policía, la orden es esconderse de inmediato y no enfrentarla. Los “gariteros”
tienen un salario, la alimentación asegurada y un lugar donde dormir. Hacen
guardia, como cualquier funcionario de seguridad de una empresa o de una
urbanización para evitar incursión del hampa o de visitas no esperadas. Los
gariteros, pueden ser desde niños-adolescentes que tienen un salario más comida, para ayudar económicamente a su
familia.
En estos barrios organizados de
esta manera, los malandros no permiten que nadie del barrio sea robado por
nadie. A nadie se le ocurre robarle la moto a otro, o quitarle el celular a los
que están bajos sus predios de control. Hay un código de honor. Quien la
violente, se va para el “otro mundo”. Aquí la ley la imparte EL PRAN (el jefe
que manda) y lo siguen los otros pranes en escala de mando. Los que están bajo
el ala de El Pran Jefe, están en lo que se denomina dentro de “El carro loco”.
En este barrio, me reservo el
nombre por razones obvias de seguridad, hasta hace poco era liderado por un
Pran, a quien nadie le veía a la vista un arma, al contrario de otros que la
exhiben en el barrio, igual que los pistoleros del Lejano Oeste Americano.
Tenía buena presencia, vestía bien. Hablaba con buenos modales. En fiestas del
Día del Niño, ordenaba hacer un censo de los niños del barrio, para hacer la
colecta de la compra de regalos. Hace años atrás, en Carnavales se imponía la
ley de mojar a todo el mundo, pero cuando él asumió el control, se acabó la
guachafita y se impuso el orden, lo que no podía hacer la policía. A este pran,
dicen que estaba vinculado con un cartel de drogas en Colombia. Pero nunca en
este territorio, hubo sicariatos por encargo o delitos que no estuviesen en el
ámbito estricto de venta de droga u otros estupefacientes.
EL ROBO DE UN GRAN LOTE ARMAS Y
EL ASEDIO MILITAR-POLICIAL QUEBRÓ LA VOLUNTAD DE LOS INVOLUCRADOS
El año pasado, me cuenta alguien,
que hubo un robo grande de un parque de armas en el mundo militar, y al nuevo
Pran-Jefe, “malandro bruto” se le ocurrió esconder estas armas en este barrio
Porque al Pran-Jefe anterior,lo último que él se planteaba, es que por un grave
error como éste tuviesen una redada militar-policial que pusiese en jaque a
todos los habitantes del barrio. El caso es que, este grave hecho delictivo
bajo la “mala gerencia” del nuevo Pran-Jefe, significó vigilancia
militar-policial diaria en la entrada del barrio por varios días. Todo el que
bajaba o subía, le revisaban las carteras o los bolsos deportivos.
Una noche, los militares entraron
al barrio con armas láser de visión nocturna y con sus chalecos anti-balas a
revisar todos los rincones. Todos los vecinos y los malandros que sabían donde
estaban las armas, se escondieron aterrados. Veían por las rendijas de sus
casas el movimiento de rastreo y vigilancia. Se les dijo en el barrio, para que
se corriese la voz, que todas las armas tenían que aparecer en 24 horas y
dejaron un número telefónico para avisar donde se iban a encontrar todas las
armas robadas.
Efectivamente, la presión de la
estrecha vigilancia militar en este lugar, dio los resultados esperados. Toda
la comunidad y los malandros no involucrados en el robo de las armas le
solicitaron al Pran-Jefe que diera la orden de que entregaran todas las armas.
En cuestión de minutos, alguien hizo una llamada telefónica al número indicado
por la Inteligencia Militar, e indicó en qué lugar podían encontrar las armas
robadas. Cuando fueron recuperadas todas las armas, se terminó el asedio
militar-policial en el barrio, y la gente pudo recuperar nuevamente su vida
cotidiana.
Es de señalar, según me cuentan,
que con el Pran-Jefe anterior al actual y antes de ser robado este parque de
armas, había sido tiroteado en un enfrentamiento con el CICPC. Alguien “rival”
lo vendió. Dicen que de haber estado el Pran-Jefe anterior, este robo de armas
en territorio militar, jamás hubiese ocurrido. El nuevo Pran, dicen que está
muy lejos del otro en modales, presencia y estilo. El actual, no hace
recolectas para juguetes a favor de los niños en Navidad u otras fechas del
calendario. Éste si exhibe en el barrio las armas, al contrario de su
antecesor. Pero se mantiene la organización de “Los gariteros”. Nadie roba o
asesina en el barrio. Si hay un problema en la comunidad, él lo resuelve. Si
alguien alquila para vivir ahí, y luego el dueño le pide desocupación, se tiene
que mudar en un plazo máximo de 15 días, o se atiene a las consecuencias al
igual que su familia. Todas estas normas
de convivencia interna se cumplen. A nadie se le ocurre, hacer caso omiso de
las mismas.
Alguien del barrio mencionado, me
invitó que subiese en Jeep para que conociese cómo vivían todos ahí y conociese
a algunos malandros. E invitarme en una honorable casa, a tomarme un café con
Galletas María. Le dije riéndome, que con mucho gusto iría en algún momento
para allá, pero que jamás me iría sola, a menos que alguien del barrio o esta
persona me llevase. Por los momentos, con estas lluvias diarias, no tengo la
suficiente valentía de subir en Jeep a este empinado barrio, y mucho menos ir
sola.
Otro enlace de este relato cierto, fue publicado en:
www.planetanoticias.com
http://www.planetanoticias.com/index.php/nacionales/140-el-pran-del-barrio-que-impone-la-seguridad-para-evitar-bandas-rivales-y-la-sorpresiva-incursion-policial