domingo, 20 de julio de 2014

PARTE V: LA BUROCRACIA DE MORIR EN VENEZUELA ES OTRO GRAN DOLOR, ADEMÁS DE PADECER EL VIACRUCIS DE UN HOSPITAL PÚBLICO

Fotos tomadas prestadas de Internet
Mi mamá Rosa María Adriani, Paula Giraud y Endrina (mi hija cuando tenía 2 años), foto de Juan Levaggi que hoy vive felizmente en Nueva York con su familia....El rostro de mi mamá en ese momento y cuando falleció luego de un traumático proceso hospitalario en Caracas es casi el mismo de cuando el 4 de julio para su paz interior estuvo consciente que no moriría en el Infernal y deshumanizado Hospital de Magallanes de Catia...



Por Paula Giraud/ CNP 3804/ email:paulagiraud@gmail.com/ celular:0416 728 1185 

El 4 de julio 2014, Dia de la Independencia de los Estados Unidos de América, fallece en paz mi mamá Rosa María Adriani Mendoza en el CDI de Chuao, Municipio Baruta. Ella siempre fue una gran admiradora del orden, estilo de vida y el sistema legal de USA, y una gran fans del Presidente Barack Obama, así como del Presidente John F. Kennedy. Había nacido  en Caracas el 5 de enero de 1936 de la estirpre del gran hombre y estadista-intelectual Alberto Adriani, orgullo del Estado Mérida y de nuestro país. http://es.wikipedia.org/wiki/Alberto_Adriani


Hago referencia de este nombre, porque el orgullo de mi mamá en vida era decir cada vez que podía y recalcar que pertenecía al árbol genealógico de ese honorable venezolano, y en verdad que sus facciones europeas eran idénticas a las de el. En esos tiempos, 1936, año de nacimiento de mi mamá y muerte de Alberto Adriani, habían muchos secretos en las  familias venezolanas en esos años, y mi abuela materna Carmen Cecilia Adriani, siempre fue una mujer luchadora, emprendedora, fuerte de carácter pero divertida, echadora de cuentos fantasmagóricos, pero también tenía muchos secretos, los cuales se los llevó a la tumba hace 10 años. días luego de  matrimonio Real del Príncipe español Felipe y Letizia, evento que ella disfrutó en grande para mi complacencia en la ciudad de Valencia.


Dr. Alberto Adriani, un hombre importante en la historia del país y orgullo del Estado Mérida, de quien mi mamá y mi abuela se sentía muy orgullosa de pertenecer a su árbol genealógico. En el año1936, los secretos familiares en esos tiempos eran muy comunes.

Muchos de mis amigos cercanos y familiares dicen que de la historia de mi abuela materna y de mi mamá hay material suficiente para hacer una novela. En algún momento que tenga suficiente paciencia para descubrir la “Caja Secreta de Pandora”, tal vez lo haga.

EL 3 DE JULIO MI PERSONA Y MI MAMÁ DESFALLECÍAMOS DEL AGOTAMIENTO EN EL INHUMANO HOSPITAL MAGALLANES DE CATIA…

El Jueves 3 de julio llegué al hospital de Magallanes de Catia muy extenuada a las 2:50pm, el corazón me latía aceleradamente de tanto caminar desde el Metro de Plaza Sucre. Al llegar a la Laguna de Catia, a las 2:20 pm le envié un mensaje de texto desde el alma y pensando en Dios, a la Dra Asia Villegas, en el cual me identificaba y le rogaba que sacara a mi mamá ese día del Infierno: Hospital Magallanes de Catia. A los veinte minutos de mi mensaje de texto, muy gentilmente  la Dra. Asia Villegas, habló conmigo por mi celular y me dijo que iba a empezar desde ese momento, todo lo que estuviera a su alcance para sacar a mi mamá de los Magallanes y lograr trasladarla al CDI de Chuao ese 3 de julio, donde élla me garantizaba que mi mamá iba a tener un cuidado humanitario y amoroso: ASÍ MISMO FUE y logramos sacarla de Magallanes de Catia a las 10:15 de la noche y llegamos al CDI de Chuao a las 10:35 de la noche, recibida por todo el personal médico cubano de ese bonito y pulcro lugar. 
Una feliz foto de mi niñez cuando tenía 3 años con mi mamá Rosa María...

Mi mamá supo de manera consciente pero sin poder hablar, pero con una dulce sonrisa que se iba definitivamente del horroroso e inhumano hospital  Magallanes de Catia en donde estábamos para Chuao, lugar que hacía 4 años la habían atendido muy de noche y con gran eficiencia, rapidez y afecto los médicos cubanos. Al momento de darse cuenta que iba a ser trasladada del “infierno” me apretó las manos, me hizo una seña de complacencia en mi reloj, diciéndome con un expresivo gesto: ¡Por fín me voy de este espantoso hospital. Ya me lo había dicho  en los días que podía articular con claridad sus palabras su inmenso deseo,y  que hiciera lo que estuviese a mi alcance de sacarla de ese horrible lugar e inhumano.


Por arte de magia, luego de muchos días sin poder dormir , ni con las pastillas que toda la vida le recetó su médico cardiólogo e internista por muchos años, Dr. Rando García de la Clínica Luis Razetti, por cierto un eminente médico a quien recomiendo ampliamente, se durmió tranquilamente y en total paz desde que salimos desde los Magallanes de Catia hasta el CDI de Chuao, donde fue recibida por el director del centro y por los  médicos cubanos con gran sentido humanitario y de amor, a donde llegamos a las 10:35 de la noche. A esa hora de la llegada, le envié un mensaje de texto a la Doctora Asia, y le escribía que  sin importar la grave condición de salud de mi mamá, si ella iba a morir que fuese en el CDI de Chuao, un lugar donde la paz, el orden y rostros amables cubren todos sus rincones. Se sienten las buenas vibraciones y no “el susto”, las naúseas y la “piel de gallina” que se siente en el Hospital de los Magallanes de Catia.

Al Director del CDI le preocupó la condición grave de mi mamá y mi angustia por encima de todo, era que me la devolvieran nuevamente al infernal Magallanes de Catia y me falleciera ahí en contra de su última voluntad y también de la mía. Dios y la Dra. Villegas en coordinación con el Director del CDI de Chuao, le dijeron a la ambulancia y al médico y enfermera que nos acompañaron hasta este lugar -esto no es así usualmente, fue la coordinación de la Dra. Villegas con el Director del Hospital de los Magallanes de Catia-que podían irse y que la paciente se quedaba en Chuao. ¡UFF!, respiré y le di mil  gracias a Dios y a los ángeles guardianes de mi mamá y los míos que si iba a morir, fuese en este lugar. Y así fue: A las 6:05 de la mañana mi mamá falleció.

A las 5:55 am yo entré en donde ella estaba profundamente dormida, en la Sala de Cuidados Urgentes, para entregar algunas cosas de cuidado personal de mi mamá a la enfermera de guardia Pero se me informa oficialmente de su muerte a las 7:20 de la mañana. El personal médico.-enfermeras y demás personal cubano, me vieron toda la noche caminando sola por los pasillos con bolsos grandotes que traía del Hospital de los Magallanes de Catia, cargados de sabanas, cobijas, toallas, pañales desechables, medicinas, agua potable, productos de aseo personal, toallines, etc o sentadita entre dos sillas para poder recostar mi cabeza sobre un montón de sábanas limpiecitas lavadas por mis manos un día anterior. Y creo que por consideración a mi total trasnocho, el personal del CDI de Chuao y de Cuidados Urgentes esperaron que  me tomara un cafecito con leche en un Cafetín del lugar. Hasta en esto hubo un gesto oportuno y de solidaridad para informarme la triste noticia, a pesar que la esperaba en lo más profundo de mi corazón en un corto plazo.

LA MEDICINA MÁS AVANZADA SIN SENTIDO HUMANITARIO Y SIN AMOR AL PRÓJIMO ES BASURA


 La ciencia médica más avanzada y de la mujer universidad  del país o de cualquier lugar del mundo, no tiene validez ni para los pacientes y familiares, cuando el médico está detrás de un casco de cristal, está desprovisto de humanidad, de solidaridad y cuando al paciente el doctor  solo lo ve como un número de una cama y más nada. Médicos así no me interesan en lo absoluto tenerlos cerca en ninguna circunstancia. Una gran parte de la curación de un enfermo, depende de la comunicación afectiva que logre el enfermo con el médico o con los médicos que los vean con interés y a los enfermos les agrada que los llamen por su nombre de pila.

Por ejemplo, en el Hospital de los Magallanes de Catia, los jóvenes médicos que están haciendo su residencia de postgrado por 3 años aquí (igual las enfermeras pasantes) son de una deshumanización y de una sordera “insultante” cuando un familiar desea hablar con ellos por pocos minutos: No escuchan a nadie, no anotan nada. Se pelotean las órdenes médicas. 

Te ordenan comprar medicinas costosas por toda Caracas (en transporte público y a pie desde los Magallanes de Catia), o hacer exámenes costosos de laboratorios en una clínica privada para que luego queden olvidados en alguna bandeja de la Sala de Emergencias, y el pobre familiar totalmente empobrecido de sus bolsillos, dinero “desperdiciado” que fácilmente con el cual podíamos sumar ese dinero, para pagar luego un entierro digno si nuestro familiar fallecía.

En un hospital de este nivel como el de Magallanes de Catia, cualquier paciente que llegue con un estado de salud delicado y de cuidados urgentes, es seguro que sus días de vida ahí están súper contados a muy corto plazo, primero que los principios de limpieza y pulcritud que todo centro de salud debe tener, aquí son una verdadera VEGÜENZA y en otros hospitales también, pero el de Magallanes se lleva el premio de LA SUCIEDAD Y DESHUMANIZACIÓN BRUTAL. Creo que los jóvenes médicos por ejemplo de Magallanes de Catia, que están haciendo su postgrado de 3 años, pagan su rabia e indiferencia de todos los problemas del hospital y de que no perciben ninguna beca o remuneración del Estado mientras hacen esta Residencia obligatoria. 

Me decía un joven médico, con uno de los pocos que logré conversar (son antipatíquisimos y lejanos la mayoría de verle el rostro a nadie) que para esta  residencia de 3 años en el Hospital, requerían que la familia o una esposa los estuviese mantuviendo a esa altura de la vida, porque el Estado no les daba ni medio en su permanencia como médicos en el Hospital. En esta parte, creo que el Estado debería disponer de un presupuesto de Becas completas (dignas) mientras estos médicos (deshumanizados desde muy jóvenes) logran terminar su larga pasantía o residencia, y observar si con este incentivo económico logran humanizarse y tratar con interés, afecto a los pacientes y a sus familiares más inmediatos.

Pero igualmente no me parecería justo, que si el Estado les llegara pagar con una digna beca en sus 3 años de residencia en un hospital, luego que la terminen y de haber “agarrado” experiencia, tomen un  avión inmediatamente y se vayan al exterior. Tienen derecho de hacerlo si desean una mejor vida, pero no antes de 3 años de haber terminado su residencia en un hospital público.


En este hospital público, tuve la mala experiencia que cada médico de guardia, cambia las instrucciones del anterior, y así hasta el infinito. Las historias médicas de los pacientes son hechas con un gran desorden, letras ilegibles como de niños de primer grado de primaria. Casi ningún médico sabe realizar un informe médico como dictan las normas y en los traslados de un paciente a otro hospital que se supone que se debe llevar un Informe médico bien realizado y acompañado el paciente por un médico que lleve consigo el Informe, que explique hasta el último medicamento que al paciente se le estaba aplicando.Sencillamente NO ES ASÍ.

Es el familiar que debe contarle al médico de guardia del otro hospital la historia de enfermedades del familiar y entregar como fue en mi caso, una copia del primer informe médico de Terapia Intensiva que me dieron perfectamente realizado la Jefe de Medicina Intensiva de la Clínica Atías(Urbanización Los Rosales y Av. Rosvelt)el 17 de junio 2014 a las 6:25 pm,cuando fue trasladada mi mamá de la Atías a Terapia Intensiva del Hospital de Coche bajo la perfecta coordinación de la Dra. Asia Villegas y su Despacho con el Dr. Zapata que estaba de guardia ese día allí. Aclaro que mi mamá no pudo quedarse en el Hospital de Coche, porque desde hace varios años el Ala de Hospitalización de Medicina Interna no está funcionando y solo está cubierta de telarañas y de fantasmas de la IV República cuando si funcionaba. Las otras salas del Hospital son para traumas, accidentes de tránsito, accidentes en motos, personas tiroteadas por el hampa o de malandros “abaleados”       .      
                                                               

OCHO HORAS ANTES DE LA MUERTE Y CÓMO SALIR DEL INFIERNO



Como hija única y su enfermera de cabecera por varios años, sabía que a mi mamá en ese horroroso lugar –Hospital de los Magallanes de Catia- y de gran desorden, sus horas de vida estaban contadas en ese caótico día como fue el  3 de julio 2014. Veía ante mis ojos como se iba apagando y su inmenso esfuerzo de que acercara mi oído a sus labios. Ver a mi sufrida mamá, cubierta de morados gigantescos en todos sus brazos y manos por pinchazos de inexpertos, me dolían en el alma. En sus últimos 3 días de vida, antes de irse del plano terrenal,estaba totalmente consciente, pero apenas podía decir con dificultad alguna oración completa y solo abrazaba entre sus manos full morados la estampa del Dr. José Gregorio Hernández,  que alguien piadoso antes que yo llegara en algún momento al Hospital, se la puso entre sus manos.


El 3 de julio, me hablaba con señas y tenía que acercarme mucho a su dulce rostro para tratar entenderle lo que me quería decir. Los médicos y enfermeras ignoraban su condición y poco les importaba. Tan malucos y ciegos son de ver a un enfermo súper delicado como mi mamá que venía de estar “encamado un año”, tres operaciones de columna, fractura de una clavícula por caída de una escalera mecánica en el 2010, que una enfermera c…de m….después de que YO SOLA traté por todos los medios moverla con muchas conexiones desde la vena aorta del cuello, brazos, y en la vejiga, para poderla limpiar, intentar cambiarle el pañal, centro de cama e intentar sin éxito también ponerle una sabana limpia (todo comprado por mí, y nada facilitado por el quebrado hospital). Cuando ya mi mamá había sido limpiada a duras penas por mí, y se necesitaba ponerle un pañal de adulto limpio, un centro de cama y cambiarle la sabana, le decía la enfermera a mi mamá moribunda con la peor desconsideración y deshumanización: “Hazme el favor y te mueves. No seas tan floja y perezosa. Colabora, colaboraaaaa….” En ese momento en verdad, lo que me provocaba era darle tres cachetadas a la insensible enfermera. Estaba ciega que mi mamá estaba en sus últimos suspiros de vida, e incluso le costaba mucho tomar los sorbitos de jugo de manzana o durazno que le daba de a poquito ese día y los 2 anteriores.


La limpieza y cambio de un paciente delicado, se realiza con un mínimo de 2 o 3 personas que conocen de la técnica de este quehacer hospitalario. A duras penas, yo jalaba el centro de cama comprado por mí, le ponía otro debajo de mi mamá con inmenso esfuerzo para tratar de limpiarla con toallines, centros de camas  y antibacterial PUREZA, y de último ponerle crema lanolina de bebé. Mi mamá llegó a los Magallanes de Catia, sin escaras y sin  lesiones en la piel. En mi casa estuvo un año encamada, y jamás tuvo su delicada piel rota, ni tampoco en el Hospital de Coche, porque ahí a pesar de todos sus mil problemas de escasez y otros problemas importantes, la limpieza en profundidad de los pacientes diariamente es una regla que siempre cumplen.


La gran angustia de mi mamá en ese día y en los anteriores, era que la sacara del Hospital de los Magallanes de Catia, en donde la maluqueza, la falta de solidaridad, la indiferencia por el dolor ajeno es la principal característica que “ADORNA” a un personal médico, enfermeras y auxiliares jóvenes  que no sobrepasan los 30-32 años. En verdad, que nuestras universidades venezolanas prestigiosas del país están formando actualmente a un capital humano "DESHUMANIZADO", ajeno al dolor en el cual el paciente solamente es el número de una cama, igual sucede con las enfermeras y personal auxiliar: SE EQUIVOCARON DE PROFESIÓN, deberían trabajar en un retén judicial o en una cárcel venezolana.



El agotamiento físico en extremo y la desmoralización no me permitían levantarme temprano de mi cama el jueves 3 de julio 2014. Tenía los pies rotos de tanto caminar todos los días anteriores y todavía para el 15 de julio no se habían sanado. Vivir en El Valle (cerca Escuela Militar de Venezuela) e ir todos los días en transporte público hasta el Hospital de los Magallanes de Catia es un verdadero viacrucis infernal, casi dos horas de trayecto y más cuando el familiar va cargado diariamente de sabanas, cobijas, agua mineral, centros de cama, pañales, medicinas que uno debe buscar como sea y llevarlas al hospital. Incluso pretendían en Magallanes al igual con todos los familiares de los pacientes, que yo me quedara de noche en condiciones inhumanas en el piso y sin acceso a un baño limpio, así como realizar el trabajo que le corresponden a las enfermeras, camilleros y auxiliares, por el cual reciben un salario, y si no les gusta, deberían buscarse otro oficio, donde seguramente con esa inhumanidad y antipatía durarían muy poco en cualquier centro laboral.


Además me exigían en contra de mi seguridad personal realizar exámenes médicos en clínicas privadas  y buscar medicinas en horarios inseguros, así como regresar ¡DE NOCHE! en transporte público  a los Magallanes de Catia. Yo les decía con firmeza a las enfermeras y médicos que ni iba a dormir en condiciones inhumanas en los pisos asquerosos de Magallanes de Catia, sin derecho a un baño limpio, ni les iba a permitir que pusieran en peligro mi vida. Porque si a mí me pasaba algo, no iba a tener a nadie que viera por mi mamá ni que me le diera una digna sepultura si moría en ese infernal hospital.

Todos los días tenía que repetir a las enfermeras y médicos de guardia el mismo argumento. Porque ellos creen que el familiar es un esclavo de ellos y debemos sufrir los maltratos sin misericordia que el Estado no les proporciona en insumos, equipos y salarios decentes. Exigencias y necesidades  que en esta Venezuela que ha tenido tanto dinero y se los ROBARON sin castigo,  los ladrones que desaparecieron para su bolsillo y la de sus cómplices, los dineros que el Estado dispuso para la salud, y cada día se ha estado asesinando al pueblo día a día por falta de insumos, falta de ambulancias, falta de equipos de alta tecnología en los hospitales o dañados indefinidamente, falta de camas, falta de cupos en terapia intensiva.

Nada de esto los venezolanos deberíamos sufrir este infierno a los que nos tocó vivirlo en carne propia. Nos queda claro que nuestra Constitución es una “fantasia” que el mismo Estado la violenta diariamente.  EL derecho a la salud y a la vida deberían ser una realidad como lo establece la Constitución Bolivariana de Venezuela.

Ninguno de estos artículos de nuestra Constitución se cumplen en la vida real de miles y miles de venezolanos en todo el país que mueren por negligencia, falta de insumos y por falta de una ambulancia que llegue a tiempo o nunca llegue: Como le pasó recientemente a un familiar de una amiga que vivía en los Valles del Tuy. No consiguieron ninguna ambulancia en esa zona que pudiese trasladar a la persona hasta el Hospital Periférico de Coche, por esos lares no hay nada que buscar cuando hay un paciente grave. Una ambulancia privada les cobraba por el traslado 23.000 Bs de los Valles del Tuy a Coche. No tenían el dinero y en efectivo casi nadie lo tiene. El familiar por esta indolencia del Estado por la salud del pueblo, se murió. Ni hubo ambulancia del Estado que hiciese el traslado, ni un Hospital en la zona para atender una gravedad, ni dinero para pagar el abusivo precio de la ambulancia privada.

De la tragedia y el dolor, en la Venezuela de los últimos tiempos, un buen grupo de venezolanos “hacen fiesta” y se enriquecen de las lágrimas de otros compatriotas. Los venezolanos nunca fuimos así. Y eso me produce una profunda pena. ¿Qué le pasó a esa Venezuela solidaria, sencilla, alegre, con poder adquisitivo y sin resentimientos sociales que hubo en los años 60, 70…


SIN EXCUSAS QUE EN EL HOSPITAL DE COCHE ESTÉ BAJO TELARAÑAS Y SIN FUNCIONAR, EL ÁREA DE HOSPITALIZACIÓN DE MEDICINA INTERNA


Por cierto me pregunto cómo es posible que el Hospital Periférico de Coche, tenga desde hace varios años paralizado la ala de HOSPITALIZACIÓN DE MEDICINA INTERNA, un hospital tan importante en Caracas y para unas parroquias con tantos problemas y tan numerosas en habitantes como son El Valle, Coche y zonas aledañas. El peloteo médico irresponsable por parte del Doctor Clavier (intensivista)de mi mamá Rosa María Adriani se produce por esta razón, por no tener el Hospital de Coche funcionando el ala de Hospitalización de Medicina Interna, existe pero full telarañas y de fantasmas. En el interín de su salida de Terapia Intensiva por casi dos días -estaba mal todavía y necesitaba estar estrictamente monitoreada-, la pusieron a su suerte en la sala General de Mujeres que están hospitalizadas por accidentes de tránsitos, motos y tiroteadas por encontrarse en el lugar equivocado en enfrentamientos entre malandros. Solamente estaba mi mamá bajo la supervisión de las enfermeras que estaban pendientes que tuviera oxigeno y estuviese nebulizada, y chequear que los dos sueros que tenía puestos estuviesen en el punto donde deberían estar. En esos dos días en el limbo, ningún médico que la trató por muchos días en Terapia Intensiva de Coche, fue a verla o chequear a mi mamá.


Las terapias Intensivas tanto del Hospital de Coche como del Infernal Hospital de Magallanes de Catia contradictoriamente son Excelentes: Mientras los pacientes estén en las Unidades de Terapia Intensiva (UTI) por ejemplo tanto en Coche como en Magallanes de Catia, todo es perfecto. La pulcritud es máxima, son amplios los espacios, la atención de las enfermeras y médicos (a excepción del deshumanizado Dr. Clavier de Coche) es mejor que la de cualquier clínica privada, tratan a los pacientes y familiares con gran consideración. El gran drama comienza, cuando el paciente mejora un poquito y te lo sacan de Terapia Intensiva para ingresar al caos hospitalario rutinario, la falta de limpieza, problemas de seguridad. Al salir nuestro enfermo de Terapia Intensiva comienza el gran viacrucis, el “ruleteo” inhumano e irresponsable, el maltrato al paciente y del familiar inmediato.


Hay dos mundos totalmente distintos en el Hospital Periférico de Coche y en el Hospital de los Magallanes de Catia o Dr. José Gregorio Hernández. Sus respectivas Unidades de Terapia Intensiva (UTI) son totalmente opuestas a la Venezuela caótica que todos tenemos que padecer todos los días sin importar condición social o preferencia política. Cuando entramos a estos lugares, nos olvidamos que estamos en una Venezuela que tiene los hospitales en la más absoluta pobreza. Todo es casi perfecto en estos lugares. Esta es la Venezuela que debería existir en cada lugar público y privado del país. E igualmente deberían haber muchas decenas  con las mismas características del CDI de Chuao (Municipio Baruta) en todo el país.


Contradictoriamente, en las UTI de los hospitales públicos todo está en casi perfecto orden, tecnología de punta, personal de primera y con una sonrisa siempre en el rostro. El enfermo y el familiar es tratado con respeto y consideración. Es increíble, que cuando salimos de los límites de las “sagradas” Unidades de Terapia Intensiva de nuestros avergonzantes hospitales, nos encontramos con una espantosa realidad de  maltratos sicológicos. Suciedad. Baños asquerosos, porque no los limpian ni desinfectan varias veces al día, ni con cloro ni con lejía y  papeleras que se desbordan de inmundicias. Moscas revoloteando por todas partes y encima de los pacientes. Regaños de un personal médico-enfermera-auxiliares que le exigen a los familiares a realizar sus funciones.  

LA ESCASEZ DE AMBULANCIAS EN CARACAS Y EN VENEZUELA, SIGNIFICA LA MUERTE DE MUCHOS VENEZOLANOS…


A los maltratos sicológicos y verbales de una parte importante del personal que laboran en los hospitales, empezando por el INHUMANO Hospital de Magallanes de Catia, es una constante la falta de humanidad y respeto por el paciente y los familiares más inmediatos, así como la escasez de insumos desde los más elementales en los hospitales públicos: Hay una dramática escasez de ambulancias en Caracas y en todo el país, razón por la cual muchos venezolanos se mueren diariamente. En mi caso personal, viviendo a dos cuadras de los Bomberos de El Valle, con mi mamá agonizando e inconsciente el 14 de de junio desde las 9:55pm del 2014 los bomberos pudieron llegar a mi casa a la media noche, es decir la capacidad de respuesta con muchas llamadas de los vecinos llamando a cada rato fue de más de 2 horas. 

Estas situaciones límite de vida-muerte de los venezolanos, no deberían suceder y deberían ser garantizadas y resueltas por el Estado y como lo establece la Constitución Bolivariana de Venezuela en sus artículos Art. 83: La salud como derecho social fundamental y parte del derecho a la vida. Art. 84: La creación por parte del Estado de un Sistema Público Nacional de Salud, regido por los principios de gratuidad,  universalidad, equidad, integralidad, integración social y  solidaridad, incorporando la participación social protagónica de la comunidad en todos los aspectos de la planificación de las políticas específicas. Nada de estos artículos de nuestra Constitución se cumplen en la vida real de miles y miles de venezolanos en todo el país.

HAY QUE TENER UNA BOLSA DE BILLETES TODOS LOS DÍAS EN UN HOSPITAL PÚBLICO…

Estar en un hospital público, el familiar directo del paciente  como fue mi caso, o los que tienen una familia numerosa deben contar con una “bolsa de billetes” todos los días, bien sean prestados o de los apoyos caritativos de amigos o vecinos, o endeudarte con las modestas tarjetas de créditos que a lo largo de una vida de trabajo el familiar o los parientes del paciente ha resguardado con mucho cuidado para casos de extrema emergencia para cubrir todas las exigencias y falta de insumos de todo tipo en los hospitales, incluyendo el agua potable. Así como comprar hielo en una licorería para transportar  una prueba de laboratorio del familiar a una clínica privada que el hospital no está en capacidad de hacerlo o no tiene los insumos.

Es increíble, por ejemplo que ni en el Hospital Periférico de Coche ni en el infernal Hospital Magallanes de Catia, no tengan una nevera o cava con hielo para resguardar pruebas de laboratorio y tengan que mandar a correr al familiar un fin de semana anocheciendo a una licorería de Barrio Adentro, para comprar hielo con un vaso de plástico y en el Hospital puedan hacer una determinada prueba de laboratorio, para luego volver a correr a una Clínica Privada que como todos sabemos, los servicios de laboratorio tienen un lógico recargo de casi el 50  por ciento  o más los fines de semana y feriados, sobre su precio normal de lunes a viernes.

Y lo más decepcionante de todo esto, que después de este inmenso esfuerzo humano y económico por parte del familiar del paciente, en un alto porcentaje los resultados cuando los entregas quedan “tirados” o abandonados en una bandeja de la Sala de Emergencia o de Hospitalización y con la “cambiadera” de guardias de médicos y enfermeras de cada día, así como el extremo desorden que los caracteriza, todo lo que el familiar ha hecho queda en el limbo y si tratas de hablar con los nuevos médicos de guardia, simplemente ignoran al familiar y se dan la vuelta, o te dicen que cada médico tiene su propio criterio y lo que el último médico ordenó no lo comparte. Y si uno le dice:¿ Y qué hago con el dineral que gasté en inyecciones y medicamentos que me costó mucho conseguirlos?.Te responden olímpicamente:“Búsquese algún paciente de esta sala que los necesite y se los vende”. Y el familiar se queda en la cartera con los carísimos medicamentos, sin poder vendérselos a nadie. Porque cada paciente tiene una patología distinta y cada quien tiene un tratamiento “a capricho” diferente.

LA INMENSA BUROCRACIA ES OTRO DOLOROSO VIACRUCIS CUANDO LLEGA LA MUERTE…


Cuando mi mamá estuvo en Terapia Intensiva en el Hospital Periférico de Coche, empecé a observar que la burocracia y papeleo para entregar un certificado de Defunción era otro gran lío. En esos aciagos días, pero rodeada de un inmenso afecto y de solidaridad de los más pobres, de los tiroteados y de los familiares de los malandros graves, a las 7am llega Virginia, una muchacha que vive en El Junkito, que en esos días de dolor, nos habíamos hecho amigas. Ella desde hacía un mes tenía a su papá en Terapia Intensiva y todos los días al igual que yo, traía una bolsa grandota de sabanas limpias, toallas y otros insumos.

En Terapia Intensiva del Hospital de Coche, los cambios de sabanas se realizan 4 veces por día, la cobija que a uno le cuesta dos días mínimo para secarse (por  lo menos en mi caso que vivo en un apto de planta baja y el sol no entra a raudales), la cambian interdiariamente, los paños también hay que lavarlos diariamente. Los pacientes que están en Terapia Intensiva y cuando salen del mismo en casos delicados como el de mi mamá, los mantienen por razones médicas totalmente desnudos y solamente se les pone un pañal de adulto desechable, y si la paciente es mujer le colocan adhesivos encima de las aureolas de los senos.

En la madrugada de jueves para viernes del 20 de junio, fallece el papá de Virginia. Yo me entero cuando uno de los médicos intensivistas de guardia habla con élla en un rincón del piso 3 del Hospital de Coche, y veo que Virginia empieza a llorar y llorar. Al ver su llanto supe de inmediato que su papá había fallecido, y lo único que pude hacer fue abrazarla fuertemente por varios minutos y hablarle con el corazón. Su dolor en ese momento, también era mío y de todos lo que teníamos a un familiar en Terapia Intensiva.  Supe por Virginia que además del dolor de la muerte de su padre, no tenía dinero para darle una cristiana sepultura. Un motorizado que tenía también a su papá en Terapia Intensiva, se ofrece solidariamente a realizar diligencias con Virginia para buscar ayuda tanto en el Gobierno del Distrito Capital como en la Alcaldia del Municipio Libertador, pero todo fue pura pérdida de tiempo en ambos entes gubernamentales.

El venezolano sin recursos que se le muera un familiar de viernes a domingo se queda sin ningún tipo de ayuda económica. Ninguna Alcaldía, ni del Gobierno ni de la oposición le dan ayuda a nadie. Todos se van de “parranda” a partir del mediodía de cualquier viernes o la burocracia o el apuro de que es viernes y viene un fin de semana, el dolor y desesperación de sus compatriotas les importa un carrizo. Virginia ese viernes 20 de junio regresó desolada nuevamente a las 6 pm al Hospital de Coche: Sin ningún apoyo económico para sepultar a su papá y con la urgencia que le corrigieran el certificado de Defunción, porque habían escrito mal el nombre. No sé si a esa hora casi de noche, conociendo la burocracia hospitalaria lo corrigieron el certificado de Defunción, el cual debe estar correcto para contratar cualquier servicio funerario y para tener el certificado de Defunción expedido por la Alcaldía que le correspondiese por jurisdicción, las cuales los fines de semana trabajan solamente 4 horas, y si no alcanza el tiempo se debe regresar otra vez el otro día. Hasta no tener todos estos requisitos no se puede sepultar a nadie.


Y es de aclarar que las nuevas certificados de Defunción  diseñados por el Gobierno Nacional son tipo “SENIAT”. Tamaño Oficio con original y 3 copias. Que tienen un número serial como de un billete. Tienen el logo del Ministerio Popular para la Salud, compartido con el logo del CNE y el INE (Instituto Nacional de Estadística). Tiene que ser firmado por un médico forense venezolano autorizado por el Estado. Por lo menos en mi experiencia personal el proceso fue bastante complicado y de otros familiares que han tenido peores experiencias por razones burocráticas.

Mi mamá fallece en el CDI de Chuao o Centro de Atención Integral Dr. Salvador Allende (que lo dirigen muy humanitariamente médicos cubanos), el viernes 4 de julio a las 6:05 de la mañana. Me informan de su muerte a las 7:20 am y ya estaba montada en ese instante en un Metrobus de Chuao-Cafetal-Chacaíto. En ese momento iba cargada de bolsas y sabanas, que apenas me permitían movilizarme. Decidí que no valía la pena regresarme al CDI sin tener las manos desocupadas y sin buscar todos los documentos legales a mi casa, cerca de la Escuela Militar de Venezuela, Parroquia El Valle, así como mis dos sencillas tarjetas de crédito para cancelar la cremación directa sin velación en el Cementerio del Este en los días siguientes, por si no regresaba a dormir a mi casa: Era el deseo de mi mamá de ser cremada cuando ella muriese, al igual que el mío, además es el servicio funerario menos costoso y menos doloroso luego de pasar por un período de angustias infinitas y de maltratos, como el que me tocó vivir en el Hospital de los Magallanes de Catia.

 Mis vivencias en el Hospital Periférico de Coche fueron diferentes, aunque difíciles. El dolor era más llevadero por estar el Hospital cerca de mi residencia y por el afecto diario y solidario que recibía de los porteros, enfermeras y familiares de los pacientes que se encontraban conjuntamente con mi mamá en Terapia Intensiva, incluyendo los amigos y parientes de los enfermos que estaban fuera de la Ley, quienes en donde me veían me abrazaban fuertemente y me besaban con gran afecto en las mejillas: A todos nos unía el dolor y el amor por un ser querido que se batía entre la vida y la muerte. De ese hospital, no me quedaré en paz hasta que el médico intensivista, Dr. Clavier, que es guapo y apoyado, quede fuera de ese hospital público o de cualquier otro para que su inhumanidad, indiferencia e irresponsabilidad no toque nunca más a ningún paciente venezolano.

Logro regresar nuevamente al CDI de Chuao el viernes 4 de julio a las 11 de la mañana. Converso con la enfermera y el médico de guardia en la  Unidad de Cuidados Urgentes. Les pregunto que cuáles son los pasos que debo hacer a partir del fallecimiento de un familiar ahí. Me entregan un informe médico de las 3 primeras causas que ocasionaron el fallecimiento de mi mamá ese día a las 6:05 de la mañana. Que son las mismas que se deben colocar en el mismo orden en la Planilla legal diseñada por el Gobierno Nacional. Me ponen en contacto telefónicamente con un médico forense venezolano de la Misión Médica Cubana, el Dr. Germán Vera Useche, un excelente hombre al servicio de los más necesitados de la capital. Converso con el médico venezolano y me pide que guarde en mi celular su número Movilnet. Y que desde el CDI de Chuao me trasladara a la Unidad Sanitaria de Petare, Detrás de los Bomberos de La Urbina a buscar la planilla de Defunción. Ese día hacía mucho calor y el sol estaba “candeloso”. Me costó más de hora y media encontrar esta Unidad Sanitaria, porque no tiene ninguna identificación en su fachada. Ahora sé que es un edificio de ladrillitos rojos de solo 3 pisos.

Al llegar ¡al fín! al SAS de Petare, me identifico. Digo que vengo del CDI de Chuao y que el Doctor Vera Useche me enviaba por la planilla oficial de defunción. La persona que me atiende llama al celular del médico quien confirma mi solicitud. Entrego el informe original de defunción del CDI de Chuao y me dan una copia del mismo, para que luego se lo entregue al médico forense conjuntamente con la planilla legal del Ministerio de Salud, CNE y el INE (Instituto Nacional de Estadísticas). Me traen un libro grande, en el cual firmo que se me entregó la mencionada planilla, así como el número de guía del documento a llenar por el médico que luego en un determinado lugar debo verlo. Al terminar este proceso, tengo las instrucciones de llamar desde mi celular al doctor Vera Useche. Quien me dice que se encontraba en ese momento en Antímano resolviendo asuntos médicos legales. Le rogué que nos encontráramos en un punto intermedio para ambos vía Metro. Nos encontramos en la Bomba de Gasolina de El Conde, frente a la Estación de Parque Central. Y cuando nos logramos identificar. Luego encima de un gran matero de cemento, el forense empezó a llenar cuidadosamente la planilla con letra súper legible y muy grande. No se podía cometer ningún error, de hacerlo había que comenzar de CERO el otro día, y ninguna diligencia legal y funeraria se podría realizar. El médico venezolano puso su firma y sello en la página original y en las tres copias, todas estas planillas deben llevar también el sello de una Unidad Sanitaria.

En verdad que en este proceso es imposible que alguien haga algo indebido o ilegal. No sé cuáles experiencias previas puedan haber existido antes de este súper complicado proceso y de esta planilla con un número de guía como la de un billete de a 100 Bs, para que el Gobierno haya enredado tanto este primer paso de cuando alguien fallece, y  luego poder subir los otros escalones escabrosos de la burocracia venezolana. Tuve este ansiado documento firmado y sellado a las 4 de la tarde. Ya no se podía hacer más nada legalmente ni tampoco personalmente ese 4 de Julio en el Cementerio de Este ni en el CDI de Chuao, donde se encontraban los restos mortales de mi mamá.

Desde Parque Central hasta Los Ruices un familiar cercano a mí, trasladó muy agradecido en su carro al médico forense, quien debía certificar una muerte de una señora fallecida en su casa en Mesuca (Municipio Sucre)  y que por fortuna todo el vecindario sabía que tenía mucho tiempo enferma y se había visto médicamente en un Barrio Adentro Tipo I. La voluntad de trabajo y de solidaridad de este médico venezolano me conmovió infinitamente. Su labor es ayudar en donde lo necesiten y lo hace de manera gratuita. Nos despedimos con un gran abrazo solidario cerca del Metro de Los Ruices (Cortijos de Lourdes). Me dijo una hermosa oración cristiana para que mi alma y mi cansado cuerpo se reconfortaran con la ayuda de Dios. Y se me puso a la orden por si alguien de mi entorno necesitaba de su ayuda. Con mucho cuidado guardé su número en  mi celular y  en mi agenda física que tengo en mi casa.

Ese viernes 4 de Julio 2014, no me quedé durmiendo en mi casa porque el 5 de Julio iba colapsar mi zona con los desfiles militares y de cientos de personas que van cada año a Los Próceres a ver los actos patrios. Me quedé en Los Ruices con mi hija Endrina(donde vive mi papá de 83 años hace muchos años con su esposa e hijo de su segundo matrimonio), para continuar con mis diligencias legales  a partir de las de las 8:30 de la mañana en el piso 2 de la Alcaldía de Baruta, ubicada en la Avenida Río de Janeiro. Como caída del cielo y de gran alivio para mí, a las 5 de la tarde me llama mi amiga-hermana Mariadela Linares para decirme que ya estaba fuera de su reposo médico-oftálmico y que me iba a buscar a las 7:30 de la mañana a Los Ruices para que pudiese hacer todas las diligencias legales que me faltaban por hacer.

 Lo primero de la agenda era dirigirnos al Cementerio del Este y llevar el acta de Defunción que me había firmado el doctor Vera en la tarde del día anterior(4 de julio). Sin este documento en el Edificio de Cremaciones que labora de lunes a domingo de 8:30 am a 4pm, no se podía tomar ninguna decisión, ni el cuerpo de mi mamá podía ser retirado del CDI de Chuao. En esa oficina con el acta de defunción se organiza un expediente con todos los documentos que yo de antemano suponía que me iban a pedir, como era la cédula de mi mamá y copia de mi partida de nacimiento, entre otros requisitos. E igualmente le sacaron copia de las cédulas de mi amiga y de mi hija, para que fueran firmantes en la Partida de Defunción que me tenía que expedir la Alcaldía de Baruta, así como un permiso de cremación también firmado por la mencionada Alcaldía que también debían darme para el Cementerio del Este.

Por fortuna por ser hija única, no tuve el enredo cuando es cremación en la que todos los hermanos o hijos de la difunta (o) deben firmar la autorización. Como siempre he sido una mujer precavida y siempre ando con un “Plan B”, desde el día siguiente que mi mamá salió prácticamente moribunda de la casa (del 14 al 15 de junio) en la ambulancia de los Bomberos de Caracas, le había pedido a la Presidenta de mi Junta Condominio que conjuntamente con la Presidenta de la Junta Comunal de mis residencias, me firmaran una constancia en donde dijeran el tiempo que tenía viviendo en la zona con mi mamá y que a toda la comunidad le constaba que era hija única y que la señora Rosa Adriani, no tenía más hijos además de mí. Pero esta constancia no hizo falta. Porque en la Partida de defunción que me expidiera la Alcaldía de Baruta o cualquiera,esta verdad iba estar escrita así como los bienes que pudiese dejar la persona fallecida.

El viernes 5 de julio, el tiempo solo alcanzó para ir al Cementerio del Este, en el edificio de cremaciones, cerca de la capilla de este colapsado cementerio, en donde los muertos también hacen cola para ser velados o cremados.Tuvimos que agarrar un ticket como en los bancos para poder ser atendidas por orden de llegada. Luego de un buen rato, nos recibió una promotora. Le entregamos la partida de defunción de mi mamá y copia de otros documentos. Le sacaron fotocopias a las cédula de mi hija y de mi amiga-hermana Mariadela para el registro de la Acta de Defunción en la Alcaldía de Baruta. Armaron un expediente de Rosa María Adriani. Luego de esto nos dieron un número telefónico directo de ahí y nos dijeron que regresáramos al CDI de Chuao con la orden del Cementerio para retirar los restos mortales de mi mamá y esperáramos ahí hasta que la fueran a buscar. Y que apenas el Cementerio del Este retiraran a mi mamá del CDI de Chuao, les llámaramos y darnos los siguientes pasos a seguir. Ya no daba tiempo de ir al registro de Defunciones de la Alcaldía de Baruta.

Esta Alcaldía y todas las del país solo trabajan menos de medio día los fines de semana y los Días Feriados. Así que los muertos también en Venezuela tienen que esperar su turno para ser sepultados legalmente. Ese viernes 5 de julio, el tiempo alcanzó para regresar nuevamente al Cementerio del Este y cancelar los gastos funerarios-cremación sin velación. Mi mamá estaba anotada con tiza en una gran pizarra de la hora aproximada de cremación del domingo 6 de julio. El cumplimiento de la programación dependía a qué hora la Alcaldía de Baruta me diese el Acta de Defunción y el permiso de Cremación el mismo domingo 6 de julio. Sin estos últimos documentos la cremación se posponía las horas o los días que hiciesen falta.Ese domingo 6 de julio, madrugamos mi hija, mi amiga-hermana Mariadela y nos alcanzó a la Alcaldía de Baruta (Av.Río de Janeiro) mi prima Consuelo Giraud.

En el momento que llegamos ya teníamos a una familia por delante que venía del Estado Vargas. Cuando fuimos atendidas y el registro fue firmado por mi persona, mi hija y Mariadela,me extendieron 3 actas de defunción para los efectos legales que debía hacer y el permiso de Cremación para el Cementerio del Este.Nos fuimos de la Alcaldía aproximadamente a las 10:30 de la mañana acompañadas por mi prima Consuelo para el Cementerio del Este. Apenas llegamos con los documentos, el cementerio nos mandó a buscar a un señor Brito en Cremaciones.

Llegar ahí fue todo un enredo tanto para llegar como para irnos. Apenas llegamos al lugar nos esperaba el  joven funcionario del Cementerio con una hoja, en la cual tenía que firmar y poner mi huella digital. E inmediatamente mandaron a buscar a mi mamá para que la identificara y nos despidiéramos de ella y me la trajeron en una camioneta blanca. La bajaron y me la colocaron en una pequeña sala. Mi hija. mi prima Consuelo y yo, le hablamos en voz alta a mi mamá de manera individual.

El proceso de despedida no duró más de 5 minutos. Al irme del lugar le pregunté al señor Brito que cual era el próximo paso a realizar y me dijo: “Váyase tranquila para su casa. A partir de este momento más nadie tiene acceso a la Sra. Rosa María Adriani. Regrese a partir de mañana luego de las 10 de la mañana a recoger las cenizas al edificio Sede de Cremación”

 Es tal la demanda y el caos de morir en el Distrito Metropolitano de Caracas, que a veces un fallecido ha tenido que esperar (refrigerado) hasta 5 días para poder tener acceso a una sala velatoria del Cementerio del Este. En este lugar, que el Cementerio ya no sabe como inventar más espacios para enterrar a los muertos, ya nadie se recuerda  o reconoce donde está la parcela de un familiar que haya muerto hace 5-10 años. Llegar ahí es definitivamente “perderse” y hay que preguntar un montón de veces para llegar al nuevo Crematorio o para buscar determinada parcela y colocar flores a nuestros difuntos.

LA ESTOCADA FINAL QUE NO ME ESPERABA Y QUE ERA UNA GRAN MENTIRA…

Ese domingo 6 de julio, al rato de despedirme de mi mamá recibí un mensaje de texto “desconsiderado”  del único hermano que mi mamá tenía vivo (con 4 matrimonios e hijos de cada uno) por parte de madre, quien vive en los Andes.

Durante su último año  de vida, que mi mamá estuvo bastante enferma, y en los muchos días que estuvo desde el 15 de junio 2014 en Terapia Intensiva entre la Clínica Atías y Hospital de Coche, no fue a verla por las razones que fuesen, a pesar que estuvo en uno de esos días en Valencia y pudo haber “sacrificado” 1 día completo para verla  acercarse a Coche en uno de los 3 horarios estrictos que hay por día en la Unidad de Terapia Intensiva de ese hospital.


En el Hospital de Magallanes de Catia, solamente hay una sola visita por día en la UTI a las 4pm en. Mi mamá cuando estaba consciente en Coche, me preguntaba todo el tiempo por su único hermano vivo y qué cuando venía a verla y por su sobrino mayor que es médico-cardiólogo de gran mística, quien trabaja  en uno de los hospitales públicos más importantes de la capital, fue con el único por razones muy complicadas-personales del hermano de mi mamá (¡4 matrimonios!), con quien siempre se pudo mantener una relación “más o menos familiar” de verlo eventualmente cada 6-7 años y en esta última etapa de mala salud de mi mamá vino afortunadamente para gran alegría de mi mamá a visitarla 3 veces a la casa como médico y sobrino.

Yo le mentía a mi mamá cuando preguntaba por su hermano en la UTI: “Mamá no te preocupes. Me dijo M que tiene el carro dañado y que por esa razón no podía visitarte y te manda muchos cariños. M  todos los días me llama por teléfono para saber de ti”(no era verdad). El caso es que en el último año que mi mamá estuvo muy delicada de salud ni en la gravedad que le tocó sufrir antes del 14 de junio 2014, no la vio en vida por mil razones que a estas alturas ya no tienen importancia. Llegó de Los Andes el 5 de julio, al día siguiente del fallecimiento de mi mamá y me envió un mensaje de texto en la tarde, en el cual me informaba  que estaba en Caracas. Le ofrecí que se quedara en mi casa ese sábado 5 de julio y le pidiera las llaves a la Conserjería que tenían instrucciones a qué personas se las podían dar. 

Me dijo que se iba a quedar en un Hotel en Sabana Grande. Yo le dije la supuesta hora y fecha de cremación y despedida de mi mamá que tenía programado el Cementerio del Este, pero como la realidad de un pueblo andino es muy distinta a la convulsionada Caracas, el supuso que en la capital era así -él es abogado y fue un gran policía de muchos méritos en la extinta Policía Técnica Judicial (PTJ) hace muchos años en nuestra capital-, pero su ritmo de vida y de otros compatriotas en los andes venezolanos es totalmente opuesta a los que nos toca vivir y residir en el Distrito Metropolitano de Caracas, incluyendo las “ciudades dormitorio”.

Ese 5 julio en la tarde, todavía tenía pendiente para el domingo 6 de julio ir a la Alcaldía de Baruta por la Partida de Defunción y el Permiso de Cremación. Ya todos sabemos que los tiempos en los entes gubernamentales ni en el Cementerio del Este, los controla el ciudadano o el familiar cercano de una persona fallecida. En ese día que me despedí de mi mamá en un pequeño salón de una  ala del crematorio que es en otro lugar “arribota” donde el Cementerio hace este proceso, varias lágrimas brotaron de mis ojeras profundas de tanto  tiempo sin dormir bien, pero en total paz cuando me  trajeron a Rosa con una hermosa cara de ángel y milagrosamente sin morados en su cuerpo.

 Luego de ese acto tan significativo y cargado de emociones profundas, recibo un mensaje de texto del hermano de mi mamá (por parte de madre): “Qué Dios te perdone por no haberme permitido de despedirme de Rosa María en el Cementerio. No quiero saber más nada de ti nunca más en la vida”. Ajeno a toda la verdad que no le interesaba entender o la misma culpa que supongo en lo más profundo de su corazón debería tener por no verla en vida, además de ser yo su única sobrina, su desconsiderado mensaje  de texto  en un momento como ese me rompió el corazón: Me puse a llorar amargamente. Mi hija, mi prima Consuelo  y mi amiga Mariadela se indignaron al ver el mensaje y se preocuparon mucho por mi estado de ánimo de ese momento. Mi hija sumamente molesta le mandó un mensaje de texto desde mi celular con dos verdades amargas, que por supuesto no tuvo respuesta.


En momentos así, uno se da cuenta que los verdaderos amigos muchas veces y los buenos vecinos más inmediatos, hacen cosas de gran valor humano, de gran sacrificio y de inmensa solidaridad que a veces la familia es  incapaz de hacer, algunos con razones válidas y otras que no entendemos.


En momentos en que me sentía que me asfixiaba y ya no podía más, vinieron mis amigas de siempre a lanzarme varios salvavidas para que no me ahogara. A todas éllas mi más profundas gracias que me acompañaron con inmensa solidaridad en la Clínica Atías, Hospital de Coche, Hospital de Magallanes de Catia y a Mariadela que en la partes más complejas de la horrible burocracia de Venezuela cuando alguien fallece, estuvo al lado mío con el amor de una hermana y a Elizabeth Ríos que me llevó en su carro al Cementerio del Este a buscar las cenizas de mi mamá el martes 8 de julio 2014. E igualmente mis inmensas gracias a mis amigas vecinas que se portaron maravillosamente en la noche que sacaron de la casa los bomberos de Caracas a mi mamá sin conciencia y agonizando: Aracelis, Maritza, Genny, Lidner, Luisa, Eloy y Karolita (amiga de infancia de mi hija).

En el mes de Agosto, cuando esté más animada y con un espíritu guerrero con ganas de pelear, haré lo que mi dicte mi conciencia e iré a la Fiscalía General de la República y a la Federación Médica Venezolana (FMV). Muchas personas me han dicho que no pierda mi tiempo ni mis energías “agotadas” en la salud pública ni en la Fiscalía ni en la FMV. Que hay muchos intereses y poder de por medio, para que mis denuncias expuestas en este relato y en otros anteriores, tengan alguna “bulla” por el bien de los sufridos venezolanos que tenemos que padecer las inhumanidades de los hospitales públicos, así como de algunos médicos y enfermeras que son insensibles y ajenos ante el dolor de los pacientes y familiares que sufren el horror  y la deshumanización total de estar en un hospital como el de Magallanes de Catia o del médico intensivista de Coche, que luego de estar mi mamá varios días grave en Terapia Intensiva, la mandó a “ruletear” en una ambulancia del Ministerio de Salud a un Barrio Adentro I en Propatria con una bomba de oxígeno de solo 24 minutos desde Coche a Propatria el 25 de junio 2014, que solo atiende pacientes diariamente para atender alguna gripe,  tomar la tensión, atender a alguien con problemas estomacales y otros males menores. Para luego ser devuelta mi mamá responsablemente y con gran preocupación por los médicos cubanos del CDI de Propatria. Rosa María me llega descompensada casi a las 6:30 de la tarde de ese dia nuevamente al Hospital Periférico de Coche. Y la ponen  en una cama de la Sala General de Mujeres sin los cuidados urgentes que su condición requería, gracias al insensible intensivista, Dr. Clavier.


ASUNTOS URGENTES QUE DEBE REALIZAR EL ESTADO A CORTO PLAZO EN LA DESTARTALADA SALUD PÚBLICA:

1.- Mínimo, quintuplicar el número de ambulancias equipadas en el Distrito Metropolitano de Caracas y en todos Estados del país. Y que cada ambulancia esté conectada simultáneamente en tiempo real con todos los hospitales y la red del SIAMU (Salud-Gobierno). La capacidad de respuesta de casos de emergencias, como fue mi caso, viviendo a dos cuadras del Cuerpo de Bomberos de El Valle, no puede ser de dos horas, y eso con múltiples llamadas de los vecinos y de alguien con “palanca” que a último momento tuvo que hacer una última llamada, mientras mi mamá estaba insconciente y apenas se le sentían sus signos vitales. Por ejemplo, los Bomberos de El Valle, apenas cuentan con 3 ambulancias y que no están en muy buenas condiciones para atender a una gigantesca población y con tantos problemas como la existente en esa Parroquia y en la de Coche.

2. Es urgente aumentar de manera significativa el número de cupos en las Unidades de Terapia Intensiva de los hospitales públicos, tomando en cuenta que muchas de sus camas están ocupadas o por malandros o por personas victimas del hampa, y el ciudadano común por esta razón no consigue cupo en el momento inmediato que lo necesita. Lo que significa la muerte inmediata. Incluso en las clínicas privadas tampoco hay una suficiente disponibilidad  en esta importantísima área, que significa la vida o la muerte de una persona, y sus costos diarios son impagables por cualquier póliza colectiva de HCM tanto del Estado o de una empresa privada.

3. Es de suma importancia que nuestros hospitales tengan computadoras suficientes con internet en sus salas de emergencias, UTI y de hospitalición y estén conectadas directamente con el SIAMU (Salud-Gobierno) y con toda la red de ambulancias existentes y las que tengan que multiplicar por lo mínimo (equipadas para traslados de pacientes delicados), y evitar el “ruleteo” como le sucedió a mi mamá estando en condiciones muy delicadas. Porque el SIAMU coordina aparentemente con un hospital, y cuando se llega al mismo la persona con la que hablaron ya se fue de guardia, y nadie sabe nada.

4.Colocar en cada hospital una Oficina de múltiples servicios legales y de Atención al Paciente y familiares, en las cuáles deberían trabajar mínimo en turnos de 7 am a 7pm. En servicios legales me refiero entre otros, que pueda simplicarse en el mismo lugar la entrega del acta de defunción y el registro de defunción de la Alcaldía con la cual el hospital tenga jurisdicción. E igualmente debería existir en todos los hospitales de lunes a domingos la ayuda funeraria sin burocracia para los muchísimos pobres de nuestro país que no tienen como sepultar a sus seres queridos. Debe haber en esta oficina funcionarios de la Defensoría del Pueblo y una comisión de ética que vigile que tanto el personal médico y de enfermeras cumplan al pié de la letra con sus códigos de éticas, los cuáles incluso deberían estar colocados en tamaño visible y grande en todas las salas de emergencia y de hospitalización de cada hospital público. Estas oficinas por supuesto, también deberían tener computadoras e internet.

5.Los médicos de emergencias y de hospitalización de todos los hospitales, como tienen graves fallas para realizar un correcto informe médico por ejemplo cuando se debe trasladar a un paciente a otro ente hospitalario, así como para realizar las respectivas historias de ingreso de un paciente con sus respectivos datos personales, antecedentes médicos y de enfermedades, etc. El Ministerio Popular de la Salud les deberían proveer un modelo de historia como el que tienen perfectamente organizadas y engrapadas en el CDI de Chuao (Centro de Atención Integral Dr. Salvador Allende). Las cuales los médicos venezolanos deberían llenar con letra clara, legible. Nada de excusas de escribir ilegible con “letra de médico”.

6. Los hospitales deben tener personal fijo en plomería, técnicos refrigeración, en computación y de ascensores, así como un STOP con suficientes repuestos que el Estado debe tener cubierto.

7. Comprarle a todos los hospitales cavas o neveras para hacer hielo. En los que estuve ninguno lo tiene, incluyendo el Hospital Pérez Carreño en el cual también fui por razones de emergencia en diciembre del 2013. Y dotarlos de agua potablel para los pacientes.Porque hasta el agua que se toman los enfermos, los tiene que comprar el familiar.

8. Dotar de Biombos suficientes a las salas generales y de emergencias de los hospitales, en los cuales hombres y mujeres, incluyendo niños no cuentan con un mínimo de privacidad. En los hospitales los familiares tienen que correr por todos los rincones para conseguir un biombo, cuando hay que hacer una limpieza íntima de los pacientes.

9. Dotar por los menos de 6 docenas de “sillas plásticas” a todos los hospitales para las salas de emergencias y de hospitalización general, para que los familiares de los pacientes tengan donde sentarse. En mi caso en los días que estuve en el Hospital de los Magallanes de Catia, nunca conté por muchas horas de cada día con una silla donde sentarme. Las sillas plásticas tienen la ventaja que se pueden guardar en un momento dado una sobre otra en un pequeño espacio.

10. Los ascensores de los Hospitales deben tener un mantenimiento técnico estricto y no esperar que se dañen. Lo viví en Magallanes de Catia, se dañó el 27 de junio. Las goteras de agua caían de los techos de los pasillos de emergencia. Ese día no subían ni bajaban pacientes. Una mujer parió en un Jeep al llegar al hospital. Llegó desmayada y corrían con el bebé recién nacido todo ensangrentado, cubierto con una sabana desechable por las escaleras del hospital, para llevarlo a una encubadora en un piso alto. Mientras un obstetra corría por las escaleras  hasta la sala de emergencia en Planta Baja, para atender a la madre que estaba desmayada.

11. Mientras los hospitales públicos estén en las condiciones avergonzantes en que están y casi CERO INSUMOS que pagamos con inmensos sacrificios los usuarios, no se le debe OBLIGAR a un familiar inmediato que esté en las noches cuidando al paciente en condiciones inhumanas, labor que deberían hacer en sus guardias respectivas, médicos, enfermeras y personal auxiliar. En las noches, los enfermos que no tienen quien los cuide, no hay quien ni les dé un sorbo de agua o un medicamento para el dolor. Cada noche que tenía que irme para mi casa para lavar sabanas, toallas, cobijas, etc. y traer insumos al día siguiente, mi mamá se  angustiaba muchísimo 3 horas antes de la hora que tenía que irme muy a mi pesar. Me decía que de noche el hospital de Magallanes era un temible desierto y nadie le prestaba ayuda.Yo no tenía ningún relevo para nada, no podía quedarme.Y enfermarme en esas condiciones inhumanas e insalubres del hospital no era ninguna alternativa para mí, ni para mi mamá. Todos los días tenía problemas con el personal que se supone debe hacer las rondas como enfermeras y médicos, cuando me iba antes de las 7:15 pm por mi seguridad personal y por la distancia tan grande que tenía que recorrer a pie desde el Hospital (oscuridad en todo el sector) hasta el Metro de Plaza Sucre. Hacer trasbordo en Plaza Venezuela para El Valle y de esa estación venirme a pie hasta mi casa, cerca de la Escuela Militar.


12. La insultante ESCASEZ  de insumos básicos, de medicamentos de todo tipo, de pañales para adultos, centros de camas desechables, cloro y detergente para los baños inmundos y un montón de etc.etc, nos hace ver con gran angustia el negro futuro de nuestro país. Los hospitales públicos del siglo XXI son la vergüenza del Gobierno actual. Son el símbolo del gran robo de los dineros públicos, sin que existan responsables. No hay excusas que valgan, bajo ningún concepto,