Pico Bolivar, Estado Mérida, 1986, Paula Giraud Adriani con Asdrúbal Barrios Barreto....sagitariano nacido un 19 de diciembre....
Mérida, 1986....de izquierda a derecha Paula Giraud Adriani, la colega y mejor amiga también ( QEPD desde el 8 de julio 1995) y el también extraordinario amigo y periodista de los mejores del pais: Asdrúbal Barrios
Cuando los que se van NOS HACEN REÍR y llorar a la vez, como es el caso del extraordinario periodista Asdrúbal Barrios, que hablaba con los insectos, con la naturaleza, como yo también lo hice y lo sigo haciendo...Teníamos una COFRADÍA en dónde la mayoría eran gochos o "con amigos gochos" o con apellidos maternos de "Gochilandia"(mi caso)...En ese grupo, todos se "calumniaban" con mentiras muy graciosas y la hacían correr como UNA VERDAD....y sus amigos que fueron compinches de él en El Nacional como Ramón Hernández, Hugo Colmenares y otros FAMOSOS fallecidos como Cuto Lamache que se fueron de este plano se reían de estos cuentos locos que se inventaban...
Solamente, porque dos veces NO pudo pagar una cuenta de cervezas en la Parroquia La Candelaria y otra de café con unos cachitos con jamón, lo agarraron de "sopa" por siempre.
Le inventaban cuentos locos, que SI Asdrúbal iba a las funerarias a recoger la ropa de los difuntos para ponérsela, porque NO le gustaba sacar dinero de la cartera de sus pantalones desteñidos y entonces los difuntos !lo asustaban todas las noches antes de irse a dormir!....
Le inventaban CALUMNIAS graciosas,que SI una vez por andar de GALÁN en Pollos Eladio en Valera, Estado Trujillo, se puso de "generoso" a invitar a unas bellas muchachas a comer pollo,hallaquitas,postres y vino, y cuando llegó el mesonero a cobrar,entonces Asdrúbal se fue corriendo del lugar, y más atrás iban Hugo,Ramón, el Gochín (que está en EEUU y es un gran fotógrafo) y el morocho Arellano,y que tuvieron que esconderse por dos días un hotel SIN Salir porque todos los organismos de seguridad los estaban buscando...Más INVENTADORES !imposible!...
Y entonces él se reía y decía de todos CALUMNIAS PEORES....y volvían con "la guachafa"...y lo peor es que la repetían muchas veces, bajo la premisa GRACIOSA que una mentira que se repite muchas veces,se hace verdad....llegaba un momento que NUNCA se sabia cuando algo era verdad o FANTASÍAS de Asdrúbal y de sus amigos "jodedores"....
Los que eran compadres de él,por ser padrino de bautizo de alguno de sus hijos, entonces le inventaban "VAINAS LOCAS" y entonces !que por NO gastar DINERO! regalaba bicicletas con las ruedas rotas o ropa usada de los fallecidos de las funerarias en dónde las recogía, y las envolvía en una bella caja de regalos....Y él en "venganza" decía otras locuras MÁS LOCAS que la de los amigos...y todos nos reíamos que llorábamos de la risa....Asdrúbal y la COFRADÍA siempre fueron de un humor muy negro...él le temía a la muerte, y por esa razón le inventaba cuentos locos....
Cuando estuvimos con Asdrúbal en los 80 en Mérida por varios días un grupo de periodistas y de amigos cercanos, puedo decir que solo de recordarme de las locuras de todos !lloro de la risa!....locuras lideradas por el "Principe" de los insectos, de los pájaros, de las truchas felices, de las flores, de la nieve del Pico Bolívar: Asdrúbal....
....En esa hacienda preciosa de La Azulita (estado Mérida) en medio de la niebla, de las fresas y las moras en la que nos divertimos hasta el amanecer un grupo de periodistas como el amigo José Emilio Castellanos,entre otros !echadores de cuentos!, quedó una parte de su esencia y de mi amiga Alsacia Guevara (QEPD) bailando flamenco encima de una mesa de madera y Asdrúbal muy feliz aplaudiendo con gran emoción, la obra de Teatro que en ese inmenso frío todos improvisamos....yo era la Jefe del vestuario, de las luces y la que bajaba y subía el telón....
En la 2da foto me encuentro con Alsacia Guevara (una de mis amigas del alma, (periodista y enfermera instrumentista de quirófano que murió de manera inesperada el 8 de julio 1995,la que bailaba flamenco encima de una mesa de madera y Asdrubal Barrios la aplaudía muy emocionado en La Azulita,Mérida....de recordarlos a ambos en estos instantes de ese súper divertido viaje que hicimos en 1986, me da mucha risa....Y así los deseo recordar....
PARA DECIR ADIÓS A ASDRÚBAL
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A la memoria del periodista, amigo y fraternal Asdrúbal
Barrios Barreto.
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HUGO COLMENARES
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En el trance final y de agonía, cuando a las tres de la
tarde del viernes se iba a oscurecer y las señales del cielo serían con
truenos, relámpagos y temblores. Allí, entre la sed y la desesperanza del
Ungido —Jesús de Nazaret— implora agua y los verdugos le dan vinagre a beber.
En medio de tanto perder, brotan unas palabras luminosas de Jesús, quien le
dice a Dimas, uno de los acompañantes en la cruz y el único arrepentido, lo
siguiente: <<Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso>>, Lucas
23, 43.
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Esa seguridad de poder ir al paraíso a la diestra del Padre,
solo la tienen ganada aquellas mujeres y hombres ya señalados en el Sermón de
las Bienaventuranzas, donde se habla de la buena voluntad, porque para ellos es
el reino de los cielos: <<Bienaventurados los de limpio corazón, porque
ellos verán a Dios>>, Mateo 5. Sin ir más lejos, entonces hablamos de
Asdrúbal, quien siempre fue un periodista de limpio corazón.
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Conocí a Asdrúbal en marzo de 1974, cuando iniciamos
nuestros estudios de Comunicación Social, mención Impreso, en la Universidad
Central de Venezuela, y donde además compartíamos aula con su hermana
Auxiliadora y recibíamos clases de otro hermano de él, Leoncio; en la Facultad
de Arquitectura estaba principiando su hermano Guillermo. Una constelación
dedicada a los estudios, que además se adornaba con la fuerza intelectual de la
tía materna, Irma Barreto y las lecturas, viajes y aventuras del tío Oswaldo.
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La madre de Asdrúbal es Graciela Barreto Miliani, gente que
como lo diría el poeta Adriano González León, viene de las montañas
trujillanas, de la rebeldía que lleva en sus manos el relámpago del Catatumbo
que se asoma y hace eco en esos pueblos originarios. El padre es Guillermo, el
viejo, un hombre de la conversa sabia y encantador de historias reales o
fantásticas, quien siempre quería ir a pie a todas partes, para descubrir
caminos, calles y aplaudir el domingo por la tarde, a los jinetes de la hípica
nacional.
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Asdrúbal Barrios es uno de aquellos muchachos de las
primeras edades, junto al periodista Ángel Méndez y el legendario Carlos Rafael
González, Carlitos, entre otros con grandes historias, fundador del diario
deportivo Meridiano. (Ha pasado casi medio siglo). Asdrúbal se inició en la
tarea más simpática y humilde, pues fue mensajero, quien a la semana y sin
haber pasado el río, ya tuvo la osadía de hacer crónicas sobre las carreras de
caballos, llevar las estadísticas, ir a hacer entrevistas a entrenadores,
propietarios, montadores. <<Eres muy joven, te falta estudio, calle y conocimiento
profesional>>, le dijo Carlitos González en tono amigable. Al rompe, allí
ante la máquina de escribir, con camisa blanca, corbata azul de puntos blancos
y una taza de café tibio, hace voz el periodista Otto Mosqueda, quien le dice
al director González: <<vamos a darle calle al muchacho Asdrúbal…>>
Allí comenzaron las primeras cuartillas, los primeros párrafos que los jefes de
información le pedían que volviera a redactar. Tarea que en menos de dos
semanas, ya había logrado vencer por su pasión periodística.
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Así y temprano en la vida, nos hicimos al mar abierto de la
tinta y el papel del periodismo en el diario El Nacional, en El Silencio, en
aquel memorable edificio ubicado entre las esquinas Puerto Escondido a Puente
Nuevo. Tiempo de cuando uno seguía con la mirada asombrosa, sobre la figura del
escritor Miguel Otero Silva, quien conversaba con el cuentista Oscar Guaramato.
Asdrúbal entró de becario y luego de pasante. Pasó a ser un prospecto de
periodismo con el siempre recordado maestro Arístides Bastidas, quien ciego y
silla de ruedas, se hicieron por los caminos de universidades, escuelas, liceos
y empresas culturales, con el compromiso de divulgar los conocimientos diarios
de la Ciencia amena. Fue periodista con la guía de Pablo Antillano, Euro
Fuenmayor, Argenis Martínez, Heberto Castro Pimentel, Mario Delfín Becerra, e
inicia el periodismo clorofílico, verde, ecológico. Ganó todos los premios
nacionales, municipales y regionales.
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Entre los reportajes memorables de Asdrúbal Barrios Barreto,
ABB, están sus viajes a los nacientes y caminos de los ríos padres de
Venezuela. En helicópteros, en canoas con indígenas, exploradores, científicos.
Recorrió los caminos de hierro e hizo historias, investigaciones sobre los
trenes, hasta llegar a la historia del Metro de Caracas. Viajó en avionetas y
lo sorprendieron tempestades, cuando había observatorios contra la tala
indiscriminada de bosques. Habló de los humedales, de las temporadas de lluvia,
agricultura y su tesis de grado fue sobre el mundo maravilloso de los insectos,
cuyas páginas se publicaron por entregas en la revista Tricolor.
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El periodista ecológico tenía una virtud, como era llegar
muy temprano a la redacción y compartir el café con Heberto Castro Pimentel,
Oscar Levi, el jefe y señor de la memoria histórica del Archivo de El Nacional;
y María Lataillade quien dirigía desde su cabina radiofónica las 'patrullitas',
carros de los periodistas, para ir por la ciudad o Venezuela, en busca de la
noticia en su exclusiva versión.
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Se corre el riesgo antipático de dejar nombres, fuera del
tintero y el papel. No importa, porque las amistades saben comprender. Si
Asdrúbal llegaba temprano, escribía pronto y se despedía a media tarde.
Compartimos la extensión telefónica 268, la cual no paraba de repicar, porque
comisiones de indígenas, asociaciones de vecinos, vecinos del periódico, los
periodistas del Círculo de Periodistas Científicos, venían a su encuentro.
Llegaban agasajos de la vida rural con quesos andinos, quesadillas, dulces del
llano, conservas envasadas desde las Islas del Caribe. Todos esos manjares los
llevaba a la mesa de Oscar Guaramato y cada quien, en lucha por el cierre del
periódico, degustaba y agradecía.
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Recuerdo los mensajeros, quienes subían de planta baja, de
la recepción a entregarle a Asdrúbal, los sobres que guardaban con celo las
gacetillas, los boletines de prensa, cartas de agradecimiento, propuestas sobre
reportajes. De haber vendido esas torres de papel, le hubiese alcanzado para
comprar un billete de avión y darle tres veces la vuelta al mundo.
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No se imaginan jamás, el sentimiento que le dio a Arístides
Bastidas, que ya no trabajaría con él. Que se iba a redacción, por instancia de
los periodistas Cuto Lamache y Ciro Urdaneta Bravo. <<Eres mi
hijo>>, le dijo Bastidas y le pidió a Kalinina Ortega y Rosita Caldera,
que fueran a la Panadería El Torbes a comprar acemas y pan camaleón
<<para endulzarme>>, dijo Arístides.
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—Hoy la redacción está tranquila, no hay tantas llamadas, ni
visitantes —decían con voz de bromas, los periodistas cuando Asdrúbal no
estaba…
Y era verdad, él tenía un saludo siempre elogioso y a él, le
decían: <<El gran Asdrubalín>>.
Estuvo en actividades gremiales del periodismo científico y
los sindicatos, porque era un mediador, un conciliador y de su honradez y
prudencia, nunca hubo dudas.
Uno de los departamentos que más visitaba, era el de
Fotografía, que para entonces lideraban José Sardá y José Humberto Cárdenas,
maestros del lente. Luego iba al Archivo, porque era bueno el tiempo para
escuchar sus historias y piropos a las muchachas.
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Si un día volvemos a encontrarnos en una selva, en un camino
de Caracas hacia la montaña y el silencio de los pájaros y vemos luces que
juegan entre árboles, son los cocuyos que conocen muy bien el nombre de un
periodista que dio sus días, para preservar el mundo… allí las abejas, las
mariposas, los grillos.
Y algo genial que fue traducido a varios idiomas, por
petición de Unesco, unos reportajes en defensa de los burros y los zamuros, que
luego fueron transmitidos en la BBC, gracias a los buenos oficios del
corresponsal en Londres, Héctor Landaeta.
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Recién graduados de periodistas emprendimos un viaje a La
Grita. Íbamos ya, con los títulos universitarios de periodistas: Marco Tulio
Arellano, Manuel García Arellano, (Gochín); José Roberto Arellano y mi persona.
Asdrúbal puso a nuestra disposición su carro rojo, que él manejaba con mucho
cuidado: <<porque en las carreteras existen las sorpresas>>, decía
él. La condición era recorrer los tres estados andinos y llegar la noche del 31
de diciembre al destino. Debíamos dormir en el carro y aguantar todos los
pedos. Comer en los mercados y merenderos populares, bañarnos en los ríos de
esos páramos donde una ventisca con neblina, nos podía matar en el momento.
Visitamos periódicos, estaciones de radio e inventábamos historias fabuladas.
En la famosa venta de Pollos Eladio, en Trujillo, él invitó a unas recién
graduadas de licenciadas en Educación, se convirtió en el pavo real. Las
cervezas, hallaquitas y pollo, ya llegan al guargüero. <<Muchachos,
tenemos qué pagar entre todos… y diligentes sacamos los billeticos de cien bien
guardados y él fue a pagar…>> Cuando nos despedimos de las profesoras,
Asdrúbal dijo: <<muchachas, para mí ha sido un honor haberlas
agasajado>>. Luego él se reía y nosotros a seguir por esos páramos, la
tierra valerana donde él nació.
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Bendita y eterna sea la memoria alegre y fraternal del
periodista Asdrúbal Barrios. Solo nos queda decir adiós.
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Catalina de los Vientos, viernes 31 de julio 2020