Este es Cenizo, el gato mágico y amoroso que regalaba afecto de a montón y era en verdad muy hermoso. Y el 12 de noviembre del 2016, la muerte se escabulló y nos los robó para siempre...
El de la segunda foto es Simba, el huerfanito que era bebé en Noviembre 2016 y fue enviado a la casa de manera misteriosa y mágica, casi de inmediato, para aliviar la pena por la muerte inesperada de CenizoCuando nos visitaba Cenizo, hermoso, amoroso y casi humano como en los cuentos de Walt Disney, corría sigilosamente para tomar agua del grifo de la cocina, cuando abríamos la llave.
El gatico amarillo (Simba) con las 2 pelotas de rojo y verde, resultó ser súper divertido, amoroso y con una inteligencia asombrosa, como lo fue Cenizo...
En todas partes hay un episodio mágico y genial cuando miramos a
nuestro alrededor buscando milagros y cosas que antes de la desoladora crisis
que azota a Venezuela, pásabamos desapercibidos. Hace varios meses, decidí ver
cada día: MAGIA Y MILAGROS por encima de las inmensas dificultades de mi país,
y a veces como tantos venezolanos debo renunciar a cenar, para desayunar al día
siguiente, porque cuando me asomo a la nevera o a la alacena todo se esfumó muy
rápido como un papagayo lanzado desde la azotea de un edificio.
Yo he dicho y recalco siempre
que vivo en la Parroquia El Valle, zona popular, zona militar y guerrera de
Caracas, y la gente muy por encima de las dificultades, así tenga poco que
comer en sus hogares, se preocupa por la
suerte de una mascota abandonada por alguien, a quien la crisis del país lo
rebasó. En este mundo de carencias, hay mucho amor que la mayoría del pueblo
venezolano hace lo imposible en proteger como sea a un perrito o un gatico sin
un hogar, y alejarlos del peligro y de la muerte.
En los jardines de mi
conjunto residencial, cerquita de la Escuela Militar de Venezuela, empezaron
aparecer gatos mágicos y humanizados, de una belleza inusual que solo he visto
en los cuentos de Walt Disney. Aún cuando, desde niña mi predilección como
mascotas, eran los nobles perros, siempre me parecían misteriosos y graciosos
los gatos. Pero los que viven en los jardines bien cuidados en donde vivo, son
todo un espectáculo en belleza, en avidez de dar amor a quien perciban que se
lo merecen y casi humanizados en verdad.
A todos estos gaticos la
comunidad les ha puesto un nombre: Bujía, Princesa, Pecas, Garfield,Flaquito,
Piñata, Peluza, Loquita, Copita, Ceniza y Albina. A ninguno le falta algo que
comer y sus vitaminas en gotas, así varios de la comunidad se quite de la boca
la mitad de su muy racionada alimentación.
Una de las heroínas de esta
jornada humanitaria se llama Irma del piso 13 en el Edificio en donde vivo, a
quien acompañan en su labor de protección de los animalitos huérfanos tanto mi
hija Endrina, Karelys, y una talentos jovencita integrante de la Orquesta Sinfónica
Juvenil del país, también mi vecina
Maritza del piso 1 y Aracelis,e Inés del Edificio contiguo al mío, así como
otros tantos de la comunidad pasamos lista cada amanecer en dónde y cómo están
los preciosos y mágicos gaticos.
Si falta alguno o algo le pasa a alguno, quien
haga revista, se inicia la búsqueda hasta que los encontremos, para protegerlos o llorarlos si la muerte les llegó
de manera violenta o inesperada.
En esta historia cierta,
vimos por primera vez un 13 de septiembre del 2016 a un súper precioso gato
gris con grandes ojos verdes, que era muy amoroso y humanizado, a quien le
pusimos de nombre Cenizo, porque su mamá tan bella como él se llama Ceniza.
Desde ese día que vió a mi hija Endrina y a Karelys, les regaló su corazón
inmenso de amor. Y luego me lo regaló también a mí, bajo la mirada celosa de mi
amado Sky (un cocker muy posesivo que no comparte a sus amores con nadie).
Cada vez que yo iba a botar
la basura o mi hija salía al jardín, nos seguía hasta la puerta del Apartamento
para que le diéramos permiso de visitarnos. Por supuesto, que le dimos permiso
de visitarnos dos veces al día cuándo Cenizo decidía así hacerlo. Se acostaba
calladito en la puerta del Apto, que está cerca de la gruta de aguas de la Virgen Maria,
hasta que le abriéramos. Y nos enterábamos de la paciente espera de Cenizo por
los ladridos incansables de Sky, quien es muy celoso, y en los primeros días
que Cenizo nos visitaba y recorría las habitaciones y el balcón del
Apartamento, mi cocker le ladraba y ladraba, hasta que un día se cansó de
hacerlo.
Cenizo nos ronroneaba, nos
abrazaba, nos hablaba con su mirada y con gestos, se nos metía entre los pies.
Si el grifo de agua de la cocina estaba abierto, iba velozmente a tomar agua.
Cuando abríamos la nevera o una alacena, nos miraba con sus hermosos ojos
verdes como metras, para que le diéramos algo de comer. Cuando él decidía
cuando irse nuevamente para los jardines con su pandillita de gatos mágicos,
tocaba con sus paticas las puertas del Apto y nos miraba lleno de amor y
agradecido, de saber que tenía un lugar seguro a donde podía ir de visita cada
vez que lo desease.
Nunca pidió quedarse a dormir, porque él era un ser amante
de la libertad y de correr por los jardines de donde vivo e irse a dormir con
su mamá Ceniza, con Bujía, Princesa, Pecas, Garfield, Flaquito, Piñata, Peluza,
Loquita, Copita y Albina.
La última vez que ví a Cenizo
fue el viernes 11 de noviembre del 2016, a las 10:45 pm cuando me pidió con sus
ojitos agradecidos y sus paticas que le abriera la puerta para irse a los
jardines nuevamente en esa fría noche. Tuve un sentimiento de profunda tristeza
al despedirlo como nunca, desde que él empezó a visitarnos y a regalarnos su
amor que no le cabía en su hermoso pechito blanco y gris.
Me asusto mucho a
veces con mi afinado sexto sentido, que he tenido desde muy niña. La muerte
estaba acechando a Cenizo y mi intuición la captó. En la tarde del sábado 12 de
noviembre, mi hija fue a buscarlo a los jardines y no lo encontró, pero SI
estaban todos sus amiguitos, incluyendo su mamá Ceniza.
Luego el domingo 13 de
noviembre, tanto mi hija y yo fuimos a buscarlo por todos los jardines de los
edificios a las 11 am de ese día. Se nos prendieron todas las alarmas, que al
amoroso Cenizo algo malo le había pasado. Ese día en la tarde de ese domingo
solitario en Caracas, decidí ir a visitar a mi papá a Los Ruices (este de
Caracas) por dos semanas, algo que no había hecho en cuatro décadas. Me fui con
una pena muy grande escondida en mi corazón. No deseaba estar en mi casa. Salí
huyendo como alma en pena. Tenía un mal presentimiento.
El martes 15 de noviembre mi hija me llama llorando
desconsolada al celular. Le había informado nuestra vecina Mariza, que el
sábado 12 de noviembre en la mañana, el querido Cenizo había sido arrollado por un carro, cuando huía
de un perro callejero que lo quería matar. Habian evitado decirnos esta muy
mala noticia, pero ante la búsqueda incansable de mi hija y de Karelys para
encontrar a Cenizo, decidieron decirle la verdad a Endrina. Su llanto duró una
semana completa. Canceló todas sus actividades deportivas. Y sus actividades
académicas en la UCV las minimizó lo más que pudo.
Yo no tuve el valor de
regresar a mi casa en esos días de tanta tristeza. Me vine a mi casa de Los
Ruices el sábado 26 de noviembre a las 7 am. Y cuando abrí la puerta, me saluda
un gatico delgadito, muy bebé, de pelaje y ojos amarillos, a quien mi hija le
había puesto el nombre de SIMBA.
A la semana de llorar y
llorar a Cenizo, como algo muy espiritual y mágico, mi hija se encuentra a un
gatico huérfano, escondido y hambriento en un ventilador del Estacionamiento
del Conjunto Residencial en donde vivo, quien la empieza a mirar con ojitos de
mucho amor y pidiendo a gritos que le dieran un hogar seguro, en donde la
muerte no lo sorprendiera de manera violenta.
El gatico empezó a seguir a
mi hija, igual como lo había hecho un 13 de septiembre del 2016 el hermoso y
noble Cenizo. Mi hija dice que tuvo que cargarlo de inmediato, porque élla
sentía que Cenizo se lo había enviado desde el lugar no terrenal en donde se
encontraba para aliviarle la pena que su muerte le había causado. Desde el 19
de noviembre 2013, Simba, el huerfanito y muy delgado, porque apenas se
alimentaba, llegó a mi casa regalando amor, alegrías y travesuras como el amado
Cenizo.
Se ha convertido Simba en mi
guardián al igual que Sky, mi cocker. Llora si mi hija o yo salimos a la calle.
Cada vez que regreso de una diligencia, al igual que Sky me percibe de lejos,
antes de yo llegar. Me espera ansioso en la puerta, hasta que yo llego. Me hace
morisquetas para hacerme reir.
En el día y en la noche,
cuando no juega y se roba sigilosamente la comida o lo que consiga como Pedro
Navaja de Rubén Blades, se me acuesta amorosamente y acurrucado en una esquina de
mi cama. Al amanecer y cuando me levanto
me sigue para donde vaya en el Apartamento. Le abro el ventanal del balcón que
está en planta baja, y desde allí ve a la mamá de Cenizo, a Bujía, Flaquito,
Garfield…jugando todos en los jardines…
A Simba, no le gusta salir a
pasear a los jardines, entra en pánico, tal vez porque Cenizo le dice desde
donde está, que no salga del apartamento porque la muerte lo puede encontrar
con su rostro más aterrador como le pasó a él.
Mientras escribo estas líneas
el gatico está dormidito y metido debajo de mi cobija. En estos meses, descubrí
que los gatos son muy amorosos, juguetones y súper graciosos, meticulosos con
la limpieza. Les encanta estar limpiecitos y que les tengan su cajita
limpiecita con arena o con aserrín para hacer escondidos sus necesidades que
nadie vé. Simba, se ha convertido en una gran alegría en mi casa. Y hasta Sky
que es muy mal humorado a veces, anda calmado y más amigable con los extraños.
En la Venezuela de la crisis
más espantosa que hemos vivido por primera vez en muuuuuchos años, los
venezolanos seguimos siendo solidarios ante los más débiles, y compartimos lo
poco que tenemos con estas criaturitas de Dios que están huérfanas en las
calles y jardines del país.
Me encantaría que la Misión
Nevado, hiciese una jornada humanitaria y médica con los amigos y la mamá de
Cenizo que están por los momentos protegidos por mi comunidad. Y nos ayudasen
con alimentos también con estos preciosos y mágicos gatos que parecen estatuas
de mármol de la época de los faraones egipcios.