Margarita Díaz Adriani a los 17 años.....
Entre el cielo, la morgue de la Clinica El Avila y el médico sabio Francisco Torrealba, descubridor del Mal de Chagas. Un 8 de diciembre, Día de La Virgen María se fue al cielo mi querida Margarita Díaz Adriani, y me avisó con aroma de muchas flores, que había partido:Hoy recuerdo con gran tristeza,la muerte d mi muy querida tía y hermana de crianza,Margarita Coromoto Díaz Adriani, que se fue al cielo el 08\12\1978 con apenas 26años.
Margarita,era hija del escritor
guariqueño Pedro Díaz Seijas y miembro de Número de la Academia Venezolana de
la Lengua,tío del Ex Fiscal General Isaías Rodríguez Díaz (de Hugo Chávez), con
cuya familia desde niña conocí muy de cerca, incluyendo a su abuela Juana
Seijas de Díaz, que vivía en San Juan de Los Morros, Estado Guárico, que quiso
mucho a mi mamá Rosa María Adriani de niña y adolescente, al igual que las
hermanas y hermanos de Isaías. Mi mamá siempre recuerda como un buen padrasto a Diaz Seijas,con quien mi abuela Carmen Cecilia Adriani, estuvo casada en segundas nupcias.
La mamá de Isaías Rodríguez, era cuñada de mi abuela Carmen Cecilia Adriani. Mi mamá también conoció de niña a la ExFiscal General de la República (exiliada en Colombia) Luisa Ortega Díaz, era la parte de los Díaz (de Isaías y de mis tías-hermanas de crianza Margarita y Guadalupe (Lupita) Díaz Adriani, que eran catires,ojos claros y muy blancos.
Recuerdo que hace 42 años a las 10 am, el apto se inundó de olor a muchas flores, me pasa a veces cuando alguien muy querido fallece, o tengo sueños premonitorios en el amanecer de la persona que se va al infinito ese mismo día o al día siguiente (que está conectada en gran afecto conmigo). Yo no sabía que Margarita había fallecido a esa hora. Se lo dije de inmediato a mi mamá Rosa María y ella me respondió:”Miriam, tienes razón, yo también siento el olor a flores.” Mi familia más cercana y amigas de infancia, me llaman por mi 2do nombre.
...Margarita estaba hospitalizada en la Clínica Ávila, de Altamira,
este de Caracas. Tenía Lupus eritematoso y la habían operado de una pierna, por
la cual estaba cojeando en los últimos 24 meses y ella quería caminar bien. El
doctor Otolima Gómez(su médico de cabecera desde los 15 años cuando estudiaba
Margarita en el Colegio Santa Rosa de
Lima), y el doctor Angel Bajares le dijeron que la operación era riesgosa y ella dijo que no le importaba,
que iba a correr el riesgo.
A las 10 am de hace 42 años, a Margarita le dio una hemorragia interna y un paro respiratorio. En A las 10:30 am mi abuela Carmen Cecilia Adriani, nos llamó telefónicamente desde la Clínica El Ávila y a las 11:30 del mediodía mi mamá y yo tomamos un taxi y nos fuimos hasta Altamira. Yo me encargué en soledad con mucho frío en dónde tenían a Margarita de vestirla bonita, de maquillarla, peinarla….Le hablaba mientras la arreglaba, estaba en una total calma, como en cámara lenta, desde esa habitación muy fría veía El Ávila, el cielo con muchas nubes….
...Le
dije: Hermana querida, me estás dejando muy sola, porque ya se fue nuestra
Lupita (Guadalupe) su hermana menor y mi
alter ego desde que nací, que se el 4 de marzo de ese mismo año(1978), que
había fallecido trágicamente en un accidente de tránsito con su esposo Hugo Gil,siendo
los dos becarios del Plan Gran Mariscal Ayacucho, en Ann Arbor, Michigan, y
sólo tenían 24 años de edad….
Las muertes de Lupita y Margarita Díaz Adriani,en apenas 9
meses de diferencia,me rompieron el corazón y mis fibras más internas. Fueron
dos muertes, de las cuales nunca me recuperé y no hay un día que nos las
recuerde a ambas. Con ellas hacía todo de lunes a domingo, a excepción cuando
estaba en la casa de mis queridos abuelos Giraud Mendoza en la Parroquia San
Agustín del Norte o con mis primos por el lado de mi papá, e incluso Federico
Misle Giraud y Chicho (Lorenzo) Maggiolo Giraud, compartían con ambas felices
días en la playa o en el Club Táchira de la Urbanización Monte, cumpleaños…..
Margarita, fue en vida muy buena y caritativa. Nunca le llevaba la contraria a mi abuela Carmen Cecilia Adriani y si su hermana Lupita le respondía mal a veces, entonces la regañaba. Y cuando nos castigaban (a Lupita y a mí) o nos daban “una pela” por inventadoras y traviesas, entonces ella intervenía de inmediato ¡para que nos perdonaran!, pero a veces NO le hacían caso: ja ja ja….
Ella, era muy estudiosa,
tenía letra de médico y perfecta ortografía, y a pesar de la enfermedad (Lupus Eritematoso),
que a veces no dormía por los grandes dolores, estudiaba Derecho en la
Universidad Santa María.Era caritativa y muy religiosa. Amaba los animales, al
igual que yo y Lupita. Le gustaba bailar. Era coqueta. Amaba el perfume Aire
del tiempo de Nina Ricci y también la colonia Menem.
De ella estuvo muy enamorado cuando tenía 17-18 años de edad,
José Witremundo Torrealba, el hijo médico-investigador y docente, del sabio
Francisco Torrealba, el que descubrió el Mal de Chagas y no le importaba que
estuviese enferma,porque decía que él la iba a curar. Pero, ella prefirió
apartarse (aún interesada románticamente en él), a pesar que este médico de ojos verdes SI estuvo
muy enamorado de ella, luego se casa con Junia Chaves (sin Z).
Recuerdo como si fuera hoy, al sabio Torrealba, cuando
íbamos con Margarita y Lupita Díaz Adriani a visitarlo en su casa de San Juan
de Los Morros (1968-1969-1970). Era un
hombre muy particular, como lo son muchas veces los genios.Y a mi me divertía
mucho su modo de ser con una sencillez y la calidad humana de un santo. Dos
anécdotas definen muy bien, la compleja, humilde y pintoresca personalidad del
Dr. José Francisco Torrealba, descubridor de la causa del mal de Chagas.
Una de las anécdotas conocidas de Torrealba era que en una
oportunidad se le esperaba en una sala de la Universidad Central de Venezuela,
de forma que diera una conferencia sobre la enfermedad tropical. El Dr.
Torrealba, de vestir humilde (casi siempre de kaki) llegó algo tarde a la cita.
La conferencia se retardó aún más, cuando el vigilante, al ver la inusual
vestimenta del Dr. Francisco Torrealba, no le permitió la entrada al recinto.
Sin perder la calma, el Sabio se sentó en la acera, lugar desde donde fue
rescatado por uno de los galenos, quien impaciente había salido a la puerta a
indagar por la tardanza del conferencista.
La otra anécdota, lo identifica también, como este
extraordinario científico ¡cuán excéntrico era!: En San Juan de Los Morros,
caminando por la calle fue sorprendido por un caminante en esos solazos del
mediodía en el estado Guárico, quien le preguntó acerca del por qué estaba
usando un zapato en un pie y, una alpargata en el otro. El Dr. Torrealba lo
vio, y muy serio y le contestó: “¡Esos, son los dos extremos de la humanidad,
la opulencia y la pobreza!”. Así de puro, genuino y conmovedoramente ingenuo,
era este gran científico venezolano, nacido en Santa María de Ipire (Guárico)
en 1896 y fallecido en Caracas en 1973.
Formó el Dr. Torrealba, una extraordinaria junta con otros
científicos venezolanos, como Enrique Tejera, Arnoldo Gabaldón, Pablo Anduze y
Miguel Suárez, para mejorar ostensiblemente la salud de la población en
general, aportando en su caso al mundo (y particularmente a Latinoamérica,
cuyos campesinado padecía mucho de esta enfermedad) la cura contra el mal de
Chagas. En este sentido, fue calificado por el gran poeta, Pascual Venegas
Filardo, como “héroe legítimo de la nueva Venezuela “.
Un ejemplo claro de esa combinación, de férrea voluntad y,
sorprendente inteligencia, que acompañó al sabio Torrealba, se encuentra en el
hecho de cómo aprendió alemán en forma autodidacta, en menos de tres meses (con
unos discos a guisa de curso formal), para así poder viajar a tierras germanas,
y hacerse entender por los representantes en ese país, de la empresa fabricante
de la aspirina, con quienes sostuvo una diatriba científica.
Margarita, era una
ferviente lectora de novelas y de poesías. Con ella siendo una niña leí por primera
vez la bella novela MUJERCITAS de Louisa May Alcott (1868) y MARÍA
del escritor colombiano Jorge Isaac, que se publicó en el año de 1867 y se
inscribe dentro del romanticismo. Por su tema y estructura conserva todas las
características de la novela sentimental que en Francia había llegado a su
apogeo con Atala de Chateaubriand y Pablo y Virginia de Saint Pierre. El
escritor colombiano Jorge Isaacs (1837-1895) es el autor de la novela de mayor
éxito que se haya publicado nunca en la América hispana después de Cien años de
soledad, de Gabriel García Márquez.
En efecto, la historia de los amores entre María y Efraín,
que Isaacs dio a la imprenta en 1867 bajo el título de María, había alcanzado
las cincuenta ediciones antes de que finalizara el siglo XIX, y, desde
entonces, sus lectores no han dejado de crecer, subyugados por la sobria prosa
del novelista colombiano, por el conmovedor tono de su relato, por los valores
encarnados por sus jóvenes héroes sentimentales, unidos en un afecto idílico
sin otros tintes que los de un romanticismo natural, casi salvaje, al que ponen
marco los grandiosos paisajes de los trópicos americanos y las reivindicaciones
de un primitivismo noble e inocente.
Fuente bibliográfica consultada:
https://entorno-empresarial.com/jose-francisco-torrealba-el-sabio-a-su-memoria-y-obra/
Oraciones en el aniversario de un difunto:
https://www.oblatos.com/oracion-en-el-aniversario-de-un-difunto/