viernes, 9 de marzo de 2018

MI HISTORIA CON EL GATICO "SIMBA" HUÉRFANO Y MI TRANSITAR POR LAS MUY PELIGROSAS CALLES DE CARACAS DEL 9 DE MARZO 20016, BUSCANDO ASERRÍN...

 El hermoso y muy gracioso Simba, el pequeño gatico huérfano que mi hija Endrina, recogió de un estacionamiento...


HACE 1 AÑO...jueves 9 de marzo 2017..."No me queda otra, que reirme de lo que pasa en Venezuela o de lo contrario esta tragedia nos devora": Este jueves 9 de marzo 2017, caminé entre 10 a 11 am a lugares que muy pocas personas solas se atreven. En mi edificio tanto el conserje, mi hija y otros, me dijeron con advertencia roja, que por nada me fuese a pié, desde Estación Metro Hospital Periférico de Coche-Mercado hasta el Club de Sub-Oficiales a corta distancia de Las Mayas, zona súper candela para muchos, lugar en donde hay un aserradero industrial. No les hice caso.
Mi misión este jueves 9 de marzo,lloviese o relampaguera era buscar con muy poco dinero, un bolsa grandota de aserrín para “Simba”, el gatico huerfanito que mi hija rescató del estacionamiento en Noviembre 2016. El pobre Simba, tenía dos días con su cajita plástica hecha un desastre y como todo buen gatico, detesta lo que no esté pulcro. Hace 4 días se había acabado un “aserrín de pino” que mi hija había comprado en un lugar “exclusivo” de Caracas en diciembre 2016.
Esta mañana a las 6:30am, muy valientemente y sintiendo muchos escalofríos me metí timídamente en la regadera con agua fría (primero un pié, luego el otro, después un hombro… ja ja ja). Hace 4 años quité el calentador en mi casa, porque las llaves o las empacaduras del baño y del fregadero se dañaban cada 5 meses con el recalentamiento muy fuerte de todas las viejas tuberías del Apto cuando enchufaba el calentador. Y la crisis horrible que tenemos en Venezuela, no alcanza para pagar plomeros ni para buscar repuestos que “no hay” en las ferreterías del país.
Tuve que hacer una agenda espartana de guerra-guerra desde el Día Internacional de la Mujer(8 de marzo), porque llegué al mes de marzo en ROJO. La mala noticia y sin evitar REIRME Y REIRME la tuve este martes 7-3-17 al ir al Banco cuando fui actualizar la libreta de Ahorros , por cierto, no hay cartón ni material para reponer libretas en muchos bancos del país, desde diciembre 2016.
Retiré 7 mil tristes bolívares(menos de 2 dólares).Luego de este sustooo, cuando vi que estaba en ROJO:NI siquiera el saldo alcanzaba para comprar una bolsa del CLAP de las que vende el Gobierno cada 40 días, si llegase la misma en esta semana o la otra en donde vivo quedo OUT, pero pude robar muchas risas a Carolina, una Ejecutiva de Atención al Cliente y a una Cajera que siempre es muy seria-seria del Banco Mercantil de la Avenida Victoria.
Yo me dije, si pude hacer reir a la cajera que nadie le roba una sonrisa, como que me busco al maravilloso comediante Emilio Lovera o a Vanessa Senior, para que me den un “tigrito” de lo que sea detrás de un escenario, y así sobrevivir esta vaina tan horrorosa que nos tiene en Venezuela a todos azotados y flacoooos como una lombriz.
Hoy decidí caminar muuucho. Transité todas las aceras rotas y de aguas sucias desde el conocido Liceo José Ávalos hasta el Metro Jardines El Valle, que es la estación más lejana desde donde vivo. La otra que es cercana, está en la Plaza de El Valle, que nada más son 10 minutos a pie de mi apartamento. Mientras caminaba, lo que veía era un gentío pobrísimo sentado por las aceras y escaleras de negocios desde el McDonald hasta Los Jardines El Valle.Buhoneros, vendiendo lo que la imaginación pueda inventar.
Pero mucho peor fue en las aceras y calles del Metro Estación Hospital Periférico de Coche-Mercado vía a Las Mayas y Club de Sub-oficiales…Se están vendiendo zapatos viejos, ropa usada bien fea, pequeños tubos de acero (usados)…Bueno por el Liceo José Ávalos, cerca de donde vivo, venden en la calle pocetas y fregaderos usados.. .materiales de construcción también usados..¡La pobreza total en close up! se apodera de todas las calles que transito…
Como tenía tantas advertencias de el Conserje, de mi hija y un gentío que no me fuese a pié desde el Metro Hospital Periférico de Coche-Mercado hasta el Club de Sub-oficiales que está en verdad en Las Mayas(Zona roja), lugar a donde yo me dirigía en busca del Aserradero Industríal que está por esos lares, subiendo un callejón pobrísimo que va a un barrio que toca el cielo, lo que hice fue rezar y rezar, ponerme más “mosca” de lo que siempre estoy, caminar por donde debía hacerlo y entre la gente que veía confiable. O es que yo recé mucho o un montón de ángeles me acompañaban, pero yo vi que mi recorrido no eran tan lejos y “tan peligroso” como tanto me habían dicho (para mí, para los demás NO).
No quería tomar ningún autobús que me dejase frente al Club de Sub- Oficiales, que luego sigue por Las Mayas, porque en la Caracas de hoy, la segunda capital más peligrosa del mundo, y en esa zona a la que me dirigía a pié, me dá mucho más miedo irme en transporte público. A pié, yo siento que tengo el control de evadir obstáculos o personas que me dan mala vibra, pero en un transporte público el control total lo tienen los delincuentes a punta de pistola.
Me gusta seguir mi intuición y si algo me da miedo o me pone en “alerta” internamente, sencillamente no lo hago. En la medida que pueda y no tenga otra opción como algunas veces me sucede, tomo un bus pero no sin antes observar detalladamente a la unidad y cuántas personas van adentro, además de mirar sus rostros. Y si en algún momento tengo un mal presentimiento, me bajo del bus inmediatamente.
Aún cuando divisaba a pié desde la Estación de gasolina de La Rinconada al Club de Sub-Oficiales, pregunté 3 veces a los vendedores de empanadas y pastelitos andinos, al igual al señor que vendía jugo de caña recién exprimida de un trapiche, para que me dijesen por donde debía caminar y que fuese más seguro para los transeúntes.
Pasé a duras penas, el puente estrecho que enlaza al Hipódromo de La Rinconada con la autopista Valle-Coche porque había una gran gandola estacionada y su chofer revisaba el motor delantero.
Me fui caminando pegadita de la gandola y tropezándome cerquita con un liceísta y una señora que me sonrió, que hacíamos lo que podíamos para transitar el puente (la gandola estaba fastidiando el paso). Luego de este tramo, logré llegar cerquita del Club de Sub-Oficiales e irme por la subidita de Las Mayas. Al llegar a este punto, volví a preguntar dos veces más cómo llegaba al Aserradero…
No era tan lejos o “aparentemente” tan peligroso, como decía mucha gente por donde vivo. Yo no sentí miedo en esta oportunidad. Supongo que es porque recé tantos Padrenuestros y muchas Ave María como la Oración del Ángel de la Guarda desde que salí de mi casa, que SI habían delincuentes NO me vieron o era invisible, que es la manera como me gusta sentirme cuando salgo de mi casa.
Localicé el callejón y la subida que va al Aserradero y a un barrio escondido que está cerca del cielo .Caminé el gigantesco Aserradero para buscar a algún obrero que estuviera trabajando con listones de madera. Yo no iba hablar con ningún jefesote de las oficinas de allí, sino al lugar de las faenas. Saludé muy amablemente al obrero. Le dije que necesitaba aserrín del que estaba cayendo de su trabajo en el cemento, para un gatico que en mi casa habíamos rescatado de la calle en noviembre 2016.
Muy amablemente me señaló que buscase a su capataz que estaba a 3 metros de nosotros, para tener el debido permiso. Me acerqué al capataz, un hombre sencillo de pueblo, delgado, moreno claro, cabello negro, de 45 años aproximadamente, vestido con franela y pantalón negro. Le conté mi historia del gatico y para qué necesitaba el aserrín. Muy gentilmente agarró una pala de plástico y me llenó mi bolsa grandota con aserrín.
Hablamos un momentico de la gravísima situación del país. Me dijo que tenía dos animalitos en su casa: Un lorito y una tortuga a los cuales alimentaba con frutas, verduritas y hojas de luchuga de las que desechan los buhoneros del Mercado Mayor de Coche, pero que ya no las regalan como hace 3 años, sino que todo, pero todo lo venden: “Señora, las cosas en el país están muy difíciles, ya ni en el Mercado de Coche, como pasaba antes, regalan los vegetales o frutas que están aporreadas o a punto de dañarse. Todo lo venden”.
Le dije, luego que me llenara la bolsa grandota de aserrín, que cuánto era lo que debía. Me respondió: “Lo que usted pueda darme y estoy a sus órdenes cuando necesite otra vez aserrín”: Le dí 10 billetes de a 100 bolívares…que fue lo que pude disponer de mi saldo en rojo.
Todo este recorrido que hice hoy, para mí valió la pena que terminó siendo otra aventura más…Mi agenda de este jueves 9 de marzo fue al servicio del bello gatico Simba, que resultó todo un encanto y demasiado cómico. Tenía el pobrecito dos días con su cajita de plástico convertida en un desastre, para su disgusto porque es muy pulcro.
No hay un día que al menos tres veces al día nos haga reir a mí o a Endrina, es demasiado cariñoso, travieso, inteligente, mientras Sky lo observa, pero sin celos, que era como pasaba en noviembre-diciembre 2016. Mi Sky, mi cocker ,no es de una personalidad fácil y es amigable con quien a el le da la mismísima gana.
Me regresé del Aserradero, igual como me vine cargando mi bolsa grandota de aserrín (de la mitad de mi estatura que es 1.72 mts) por todos esos lares que me habían advertido que eran muy peligrosos. Caminé y caminé hasta llegar a la Estación del Metro Hospital Periférico de Coche-Mercado para quedarme en la Estación de El Valle, de donde solo camino 10 minutos hasta mi casa.
La gente muy curiosamente me preguntaba qué era lo que llevaba en mi bolsa gigante transparente con Aserrín. Creo que pensaban, que era maíz para pilar arepas…Ay Dios, con esta miseria tan grande en el país, el pueblo cree que todo lo que ve puede ser comida...
Al llegar a mi casa, tanto Sky y Simba me saludaron esperándome ambos en la puerta con una alegría inmensa que parecían que se iban infartar. El gatico se emocionó con el aserrín que traje, y apenas lo puse en su cajita de plástico se acostó en el mismo, y luego empezó muy feliz a hundir sus paticas una y otra vez.
Nota:Un año luego, 9 de marzo 2018...El gatico Simba, vive en una casa en donde lo quieren también y pueden mantener su alimentación...Y Sky se fue para el cielo a finales del 2017, la crisis del pais también !se lo llevó!...Y mi hija se fue de Venezuela en el mes de septiembre 2017 por VIA TERRESTRE rumbo a Guayaquil, Ecuador, en donde NO sufre los rigores y los espantos de un país que se cae a pedazos...

2da Nota...Dos fotos de este relato cierto, fueron tomadas prestadas de Internet...