jueves, 4 de junio de 2015

EL PRAN DEL BARRIO QUE IMPONE LA SEGURIDAD PARA EVITAR BANDAS RIVALES Y LA SORPRESIVA INCURSIÓN POLICIAL…

En los barrios organizados por los pranes-jefes, se cuida la seguridad de la entrada de bandas rivales e incursiones sorpresivas de la policia, a través de “los gariteros” con equipos de comunicación y celulares, que van desde niños-adolescentes. “Los gariteros” tienen  un salario, comida y lugar donde dormir.



Por un lugar así, logró salvarse la vida “de milagro”, hace algunos años un policía que vivía en un barrio  de la Parroquia El Valle,que jugaba dominó con dos amigos y una banda rival de otro barrio aledaño, llegó a asesinar a quien encontrase en su camino.



Hace 8 años en un barrio de la Parroquia El Valle (Caracas),  se imponía la Ley de la Selva: Bandas rivales incursionaban en este lugar y se mataban entre sí. Si había una “culebra” con alguien, la orden era acabar con quien estuviese en una callejuela, así no tuviese nada que ver con la “culebra”. Llegaban una noche cualquiera y le caían a tiros a todo el que estuviese visible. Me cuentan de un sobreviviente de una masacre, que era Policía Metropolitano  y que nunca se metió con ninguna banda por seguridad de su familia. Un día reunido con dos amigos en la noche, llegan los malandros de otro barrio aledaño  y  les asesinan a tiros a sus dos mejores amigos. Ël les dijo en ese fatídico día a esa banda rival: “No me maten, yo no tengo problemas con ninguno de ustedes”.

-Bueno “pollín”, yo sé que tienes razón y que tú nunca te has metido con nosotros, pero la orden que tengo es llevarme por delante a quien estuviese acá. Y tú sabes, que no tengo alternativa.

Mientras el sencillo funcionario policial le dicen esto, piensa rápidamente como escaparse de una “muerte segura”, o al menos lucharía hasta el último minuto que le quedase de vida, de no darse por vencido. Observa en 3 segundos por donde iba a correr y por donde se iba a lanzar, para no ser asesinado inmediatamente o secuestrado-asesinado luego en el barrio rival. Mientras le disparan la carga completa de una Glock a uno de sus amigos, él sale corriendo por un callejón. Le pasan tiros como bengalas muy cerca, y otros logran darle en varias partes de su cuerpo. Al segundo amigo, por no pensar y moverse con la rapidez de él, si lo matan bien feo.  Ya había otro que yacía moribundo en el asfalto con tierra.

El policía, mientras rodaba barrio abajo con el amigo grave, quien fallece 15 minutos después. Llama de su celular a la madre: “Mamá me dieron, me dieron…vente, vente”. La madre desesperada con su esposo que maneja un Jeep, rescata gravemente herido a su hijo y al amigo moribundo. Solo sobrevive el policía, tiroteado como un colador. El padre lo lleva corriendo a la Clínica Atías de la Urbanización Los Rosales en donde le salvan la vida. El otro herido de muerte, no sobrevive. (Manuel)

LA ORGANIZACIÓN DE LOS PRANES DEL BARRIO:

Esta situación de incursión de bandas rivales a un barrio distinto por “culebra” u otra razón, la “gerencian” definitivamente. Se crea toda una red de los llamados “gariteros”, que tienen equipos de comunicación, armas y celulares de última generación para “cantar” si un enemigo intenta entrar a la zona, o viene la policía. Si viene la policía, la orden es esconderse de inmediato y no enfrentarla. Los “gariteros” tienen un salario, la alimentación asegurada y un lugar donde dormir. Hacen guardia, como cualquier funcionario de seguridad de una empresa o de una urbanización para evitar incursión del hampa o de visitas no esperadas. Los gariteros, pueden ser desde niños-adolescentes que tienen un salario  más comida, para ayudar económicamente a su familia.

En estos barrios organizados de esta manera, los malandros no permiten que nadie del barrio sea robado por nadie. A nadie se le ocurre robarle la moto a otro, o quitarle el celular a los que están bajos sus predios de control. Hay un código de honor. Quien la violente, se va para el “otro mundo”. Aquí la ley la imparte EL PRAN (el jefe que manda) y lo siguen los otros pranes en escala de mando. Los que están bajo el ala de El Pran Jefe, están en lo que se denomina dentro de “El carro loco”.

En este barrio, me reservo el nombre por razones obvias de seguridad, hasta hace poco era liderado por un Pran, a quien nadie le veía a la vista un arma, al contrario de otros que la exhiben en el barrio, igual que los pistoleros del Lejano Oeste Americano. Tenía buena presencia, vestía bien. Hablaba con buenos modales. En fiestas del Día del Niño, ordenaba hacer un censo de los niños del barrio, para hacer la colecta de la compra de regalos. Hace años atrás, en Carnavales se imponía la ley de mojar a todo el mundo, pero cuando él asumió el control, se acabó la guachafita y se impuso el orden, lo que no podía hacer la policía. A este pran, dicen que estaba vinculado con un cartel de drogas en Colombia. Pero nunca en este territorio, hubo sicariatos por encargo o delitos que no estuviesen en el ámbito estricto de venta de droga u otros estupefacientes.


EL ROBO DE UN GRAN LOTE ARMAS Y EL ASEDIO MILITAR-POLICIAL QUEBRÓ LA VOLUNTAD DE LOS INVOLUCRADOS

El año pasado, me cuenta alguien, que hubo un robo grande de un parque de armas en el mundo militar, y al nuevo Pran-Jefe, “malandro bruto” se le ocurrió esconder estas armas en este barrio Porque al Pran-Jefe anterior,lo último que él se planteaba, es que por un grave error como éste tuviesen una redada militar-policial que pusiese en jaque a todos los habitantes del barrio. El caso es que, este grave hecho delictivo bajo la “mala gerencia” del nuevo Pran-Jefe, significó vigilancia militar-policial diaria en la entrada del barrio por varios días. Todo el que bajaba o subía, le revisaban las carteras o los bolsos deportivos.

Una noche, los militares entraron al barrio con armas láser de visión nocturna y con sus chalecos anti-balas a revisar todos los rincones. Todos los vecinos y los malandros que sabían donde estaban las armas, se escondieron aterrados. Veían por las rendijas de sus casas el movimiento de rastreo y vigilancia. Se les dijo en el barrio, para que se corriese la voz, que todas las armas tenían que aparecer en 24 horas y dejaron un número telefónico para avisar donde se iban a encontrar todas las armas robadas.

Efectivamente, la presión de la estrecha vigilancia militar en este lugar, dio los resultados esperados. Toda la comunidad y los malandros no involucrados en el robo de las armas le solicitaron al Pran-Jefe que diera la orden de que entregaran todas las armas. En cuestión de minutos, alguien hizo una llamada telefónica al número indicado por la Inteligencia Militar, e indicó en qué lugar podían encontrar las armas robadas. Cuando fueron recuperadas todas las armas, se terminó el asedio militar-policial en el barrio, y la gente pudo recuperar nuevamente su vida cotidiana.

Es de señalar, según me cuentan, que con el Pran-Jefe anterior al actual y antes de ser robado este parque de armas, había sido tiroteado en un enfrentamiento con el CICPC. Alguien “rival” lo vendió. Dicen que de haber estado el Pran-Jefe anterior, este robo de armas en territorio militar, jamás hubiese ocurrido. El nuevo Pran, dicen que está muy lejos del otro en modales, presencia y estilo. El actual, no hace recolectas para juguetes a favor de los niños en Navidad u otras fechas del calendario. Éste si exhibe en el barrio las armas, al contrario de su antecesor. Pero se mantiene la organización de “Los gariteros”. Nadie roba o asesina en el barrio. Si hay un problema en la comunidad, él lo resuelve. Si alguien alquila para vivir ahí, y luego el dueño le pide desocupación, se tiene que mudar en un plazo máximo de 15 días, o se atiene a las consecuencias al igual que su familia.  Todas estas normas de convivencia interna se cumplen. A nadie se le ocurre, hacer caso omiso de las mismas.


Alguien del barrio mencionado, me invitó que subiese en Jeep para que conociese cómo vivían todos ahí y conociese a algunos malandros. E invitarme en una honorable casa, a tomarme un café con Galletas María. Le dije riéndome, que con mucho gusto iría en algún momento para allá, pero que jamás me iría sola, a menos que alguien del barrio o esta persona me llevase. Por los momentos, con estas lluvias diarias, no tengo la suficiente valentía de subir en Jeep a este empinado barrio, y mucho menos ir sola.


Otro enlace de este relato cierto, fue publicado en:

www.planetanoticias.com

http://www.planetanoticias.com/index.php/nacionales/140-el-pran-del-barrio-que-impone-la-seguridad-para-evitar-bandas-rivales-y-la-sorpresiva-incursion-policial