jueves, 16 de febrero de 2017

LA MAGIA Y HERMOSURA AMOROSA DE DOS GATOS EN LA VENEZUELA QUE LLORA TODOS LOS DIAS..

 Este es Cenizo, el gato mágico y amoroso que regalaba afecto de a montón y era en verdad muy hermoso. Y el 12 de noviembre del 2016, la muerte se escabulló y nos los robó para siempre...
 El de la segunda foto es Simba, el huerfanito que era bebé en Noviembre 2016 y fue enviado a la casa de manera misteriosa y mágica, casi de inmediato, para aliviar la pena por la muerte inesperada de Cenizo
 Cuando nos visitaba Cenizo, hermoso, amoroso y casi humano como en los cuentos de Walt Disney, corría sigilosamente para tomar agua del grifo de la cocina, cuando abríamos la llave.
 El gatico amarillo (Simba) con las 2 pelotas de rojo y verde, resultó ser súper divertido, amoroso y con una inteligencia asombrosa, como lo fue Cenizo...


En todas partes hay un episodio mágico y genial cuando miramos a nuestro alrededor buscando milagros y cosas que antes de la desoladora crisis que azota a Venezuela, pásabamos desapercibidos. Hace varios meses, decidí ver cada día: MAGIA Y MILAGROS por encima de las inmensas dificultades de mi país, y a veces como tantos venezolanos debo renunciar a cenar, para desayunar al día siguiente, porque cuando me asomo a la nevera o a la alacena todo se esfumó muy rápido como un papagayo lanzado desde la azotea de un edificio.

Yo he dicho y recalco siempre que vivo en la Parroquia El Valle, zona popular, zona militar y guerrera de Caracas, y la gente muy por encima de las dificultades, así tenga poco que comer en sus hogares, se preocupa  por la suerte de una mascota abandonada por alguien, a quien la crisis del país lo rebasó. En este mundo de carencias, hay mucho amor que la mayoría del pueblo venezolano hace lo imposible en proteger como sea a un perrito o un gatico sin un hogar, y alejarlos del peligro y de la muerte.

En los jardines de mi conjunto residencial, cerquita de la Escuela Militar de Venezuela, empezaron aparecer gatos mágicos y humanizados, de una belleza inusual que solo he visto en los cuentos de Walt Disney. Aún cuando, desde niña mi predilección como mascotas, eran los nobles perros, siempre me parecían misteriosos y graciosos los gatos. Pero los que viven en los jardines bien cuidados en donde vivo, son todo un espectáculo en belleza, en avidez de dar amor a quien perciban que se lo merecen y casi humanizados en verdad.

A todos estos gaticos la comunidad les ha puesto un nombre: Bujía, Princesa, Pecas, Garfield,Flaquito, Piñata, Peluza, Loquita, Copita, Ceniza y Albina. A ninguno le falta algo que comer y sus vitaminas en gotas, así varios de la comunidad se quite de la boca la mitad de su muy racionada alimentación.

Una de las heroínas de esta jornada humanitaria se llama Irma del piso 13 en el Edificio en donde vivo, a quien acompañan en su labor de protección de los animalitos huérfanos tanto mi hija Endrina, Karelys, y una talentos jovencita integrante de la Orquesta Sinfónica Juvenil  del país, también mi vecina Maritza del piso 1 y Aracelis,e Inés del Edificio contiguo al mío, así como otros tantos de la comunidad pasamos lista cada amanecer en dónde y cómo están los preciosos y mágicos gaticos. 

Si falta alguno o algo le pasa a alguno, quien haga revista, se inicia la búsqueda hasta que los encontremos, para  protegerlos o llorarlos si la muerte les llegó de manera violenta o inesperada.

En esta historia cierta, vimos por primera vez un 13 de septiembre del 2016 a un súper precioso gato gris con grandes ojos verdes, que era muy amoroso y humanizado, a quien le pusimos de nombre Cenizo, porque su mamá tan bella como él se llama Ceniza. Desde ese día que vió a mi hija Endrina y a Karelys, les regaló su corazón inmenso de amor. Y luego me lo regaló también a mí, bajo la mirada celosa de mi amado Sky (un cocker muy posesivo que no comparte a sus amores con nadie).

Cada vez que yo iba a botar la basura o mi hija salía al jardín, nos seguía hasta la puerta del Apartamento para que le diéramos permiso de visitarnos. Por supuesto, que le dimos permiso de visitarnos dos veces al día cuándo Cenizo decidía así hacerlo. Se acostaba calladito en la puerta del Apto, que está  cerca de la gruta de aguas de la Virgen Maria, hasta que le abriéramos. Y nos enterábamos de la paciente espera de Cenizo por los ladridos incansables de Sky, quien es muy celoso, y en los primeros días que Cenizo nos visitaba y recorría las habitaciones y el balcón del Apartamento, mi cocker le ladraba y ladraba, hasta que un día se cansó de hacerlo.

Cenizo nos ronroneaba, nos abrazaba, nos hablaba con su mirada y con gestos, se nos metía entre los pies. Si el grifo de agua de la cocina estaba abierto, iba velozmente a tomar agua. Cuando abríamos la nevera o una alacena, nos miraba con sus hermosos ojos verdes como metras, para que le diéramos algo de comer. Cuando él decidía cuando irse nuevamente para los jardines con su pandillita de gatos mágicos, tocaba con sus paticas las puertas del Apto y nos miraba lleno de amor y agradecido, de saber que tenía un lugar seguro a donde podía ir de visita cada vez que lo desease. 

Nunca pidió quedarse a dormir, porque él era un ser amante de la libertad y de correr por los jardines de donde vivo e irse a dormir con su mamá Ceniza, con Bujía, Princesa, Pecas, Garfield, Flaquito, Piñata, Peluza, Loquita, Copita y Albina.

La última vez que ví a Cenizo fue el viernes 11 de noviembre del 2016, a las 10:45 pm cuando me pidió con sus ojitos agradecidos y sus paticas que le abriera la puerta para irse a los jardines nuevamente en esa fría noche. Tuve un sentimiento de profunda tristeza al despedirlo como nunca, desde que él empezó a visitarnos y a regalarnos su amor que no le cabía en su hermoso pechito blanco y gris. 

Me asusto mucho a veces con mi afinado sexto sentido, que he tenido desde muy niña. La muerte estaba acechando a Cenizo y mi intuición la captó. En la tarde del sábado 12 de noviembre, mi hija fue a buscarlo a los jardines y no lo encontró, pero SI estaban todos sus amiguitos, incluyendo su mamá Ceniza.

Luego el domingo 13 de noviembre, tanto mi hija y yo fuimos a buscarlo por todos los jardines de los edificios a las 11 am de ese día. Se nos prendieron todas las alarmas, que al amoroso Cenizo algo malo le había pasado. Ese día en la tarde de ese domingo solitario en Caracas, decidí ir a visitar a mi papá a Los Ruices (este de Caracas) por dos semanas, algo que no había hecho en cuatro décadas. Me fui con una pena muy grande escondida en mi corazón. No deseaba estar en mi casa. Salí huyendo como alma en pena. Tenía un mal presentimiento.

El martes 15 de noviembre mi hija me llama llorando desconsolada al celular. Le había informado nuestra vecina Mariza, que el sábado 12 de noviembre en la mañana, el querido Cenizo  había sido arrollado por un carro, cuando huía de un perro callejero que lo quería matar. Habian evitado decirnos esta muy mala noticia, pero ante la búsqueda incansable de mi hija y de Karelys para encontrar a Cenizo, decidieron decirle la verdad a Endrina. Su llanto duró una semana completa. Canceló todas sus actividades deportivas. Y sus actividades académicas en la UCV las minimizó lo más que pudo.

Yo no tuve el valor de regresar a mi casa en esos días de tanta tristeza. Me vine a mi casa de Los Ruices el sábado 26 de noviembre a las 7 am. Y cuando abrí la puerta, me saluda un gatico delgadito, muy bebé, de pelaje y ojos amarillos, a quien mi hija le había puesto el nombre de SIMBA.

A la semana de llorar y llorar a Cenizo, como algo muy espiritual y mágico, mi hija se encuentra a un gatico huérfano, escondido y hambriento en un ventilador del Estacionamiento del Conjunto Residencial en donde vivo, quien la empieza a mirar con ojitos de mucho amor y pidiendo a gritos que le dieran un hogar seguro, en donde la muerte no lo sorprendiera de manera violenta.

El gatico empezó a seguir a mi hija, igual como lo había hecho un 13 de septiembre del 2016 el hermoso y noble Cenizo. Mi hija dice que tuvo que cargarlo de inmediato, porque élla sentía que Cenizo se lo había enviado desde el lugar no terrenal en donde se encontraba para aliviarle la pena que su muerte le había causado. Desde el 19 de noviembre 2013, Simba, el huerfanito y muy delgado, porque apenas se alimentaba, llegó a mi casa regalando amor, alegrías y travesuras como el amado Cenizo.

Se ha convertido Simba en mi guardián al igual que Sky, mi cocker. Llora si mi hija o yo salimos a la calle. Cada vez que regreso de una diligencia, al igual que Sky me percibe de lejos, antes de yo llegar. Me espera ansioso en la puerta, hasta que yo llego. Me hace morisquetas para hacerme reir.
En el día y en la noche, cuando no juega y se roba sigilosamente la comida o lo que consiga como Pedro Navaja de Rubén Blades, se me acuesta amorosamente y acurrucado en una esquina de mi  cama. Al amanecer y cuando me levanto me sigue para donde vaya en el Apartamento. Le abro el ventanal del balcón que está en planta baja, y desde allí ve a la mamá de Cenizo, a Bujía, Flaquito, Garfield…jugando todos en los jardines…

A Simba, no le gusta salir a pasear a los jardines, entra en pánico, tal vez porque Cenizo le dice desde donde está, que no salga del apartamento porque la muerte lo puede encontrar con su rostro más aterrador como le pasó a él.
Mientras escribo estas líneas el gatico está dormidito y metido debajo de mi cobija. En estos meses, descubrí que los gatos son muy amorosos, juguetones y súper graciosos, meticulosos con la limpieza. Les encanta estar limpiecitos y que les tengan su cajita limpiecita con arena o con aserrín para hacer escondidos sus necesidades que nadie vé. Simba, se ha convertido en una gran alegría en mi casa. Y hasta Sky que es muy mal humorado a veces, anda calmado y más amigable con los extraños.

En la Venezuela de la crisis más espantosa que hemos vivido por primera vez en muuuuuchos años, los venezolanos seguimos siendo solidarios ante los más débiles, y compartimos lo poco que tenemos con estas criaturitas de Dios que están huérfanas en las calles y jardines del país.

Me encantaría que la Misión Nevado, hiciese una jornada humanitaria y médica con los amigos y la mamá de Cenizo que están por los momentos protegidos por mi comunidad. Y nos ayudasen con alimentos también con estos preciosos y mágicos gatos que parecen estatuas de mármol de la época de los faraones egipcios.


 Cenizo, acostadito cerca de la puerta de mi casa, el viernes 11 de noviembre 2016, la última vez que lo ví y lo despedí con una gran tristeza en mi corazón:La muerte lo estaba acechando.