martes, 11 de agosto de 2009

EL SILENCIO TAMBIÉN ES PERIODISMO


Por Juan Varela
Periodista y consultor de medios en Chile

http://periodistas21.blogspot.com/


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Comparto esta visión del periodista chileno Juan Varela al expresar que a veces el silencio también es periodismo. Esta posición planteada, me encantaría que fuese aplicada entre los periodistas venezolanos como una actitud ética frente a situaciones o personajes que merecen el "castigo" del silencio. En verdad, me parece que se debe informar más de lo que hacen nuestros gobernantes y políticos, y no tanto lo que dicen. E igualmente hacer un seguimiento de las promesas que dicen y luego no cumplen. Igualmente comparto la posición de no informar de las fuentes que nos "maltratan" y que no permiten que se les pregunte. Mejorar la democracia como dice Varela, requiere del coraje y la buena voluntad de los periodistas y de los ciudadanos en general. (Paula Giraud. CNP 3804)

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Callar también es informar. Filtrar la propaganda de la información es la decisión más importante. ¿Por qué publicar todo lo que los políticos quieren si no aporta valor para los ciudadanos y el debate público? ¿Por qué se distingue tan mal la propaganda de la información en los medios de comunicación?


¿Cuánto tiempo tardarán esta vez los directores de los medios en consensuar una postura común como la pedida ya varias veces por la APM, algunas organizaciones de periodistas catalanes y otros profesionales en varias ocasiones?

La respuesta, señores directores es fácil. Sé que temen el vacío, que otros diarios de filiación contraria violen las prevenciones y den pábulo a los políticos, que militantes enojados los acusen, que sus accionistas se cabreen por las llamadas del poder y que algún director general sienta temblar la publicidad institucional, tan necesaria en estos días de crisis y a la que tan mal acostumbrados están los medios.

Pero se pueden tomar muchas medidas para acabar con el periodismo figurante y mejorar la información y la democracia.

Ejemplos:

1. No informar de ningún acto ni publicar manifestaciones realizadas sin posibilidad de preguntas y acceso abierto de los periodistas a la información.

2. Publicar siempre las condiciones en las que se realizan los actos oficiales, con qué presupuesto y quién paga y organiza, quiénes son los asistentes y con qué finalidad se celebran.

3. Exigir la entrega de todos los documentos, estudios o pruebas a las que se aluda y ponerlas a disposición del público.

4. Hacer constar siempre la disponibilidad de los comparecientes para aceptar preguntas. Especificar si alguna relevante no ha sido respondida.


5. Reducir drásticamente los entrecomillados y declaraciones de los políticos, especialmente en los titulares y entradillas.


6. Informar más de qué se hace y menos de qué se dice. Sostener el seguimiento y la evolución de las promesas, proyectos y otros futuribles de los cargos públicos.
Como estas caben muchas más medidas, simples y efectivas, para mejorar la información y la democracia. Pero ninguna es factible sin coraje y voluntad periodística y ciudadanas.