lunes, 4 de agosto de 2014

HOY 4 DE AGOSTO SE CUMPLE UN MES QUE MI MAMÁ ROSA ADRIANI, ABANDONÓ SU SUFRIDO CUERPO PARA DEJARME HERMOSOS RECUERDOS Y SU ÚLTIMA GRACIOSA COQUETERIA, ANTES DE TOMAR SU MALETA DE VIAJE AL INFINITO…


Mi mamá Rosa María Adriani,siempre tuvo dos lemas en su vida: “Perdona siempre pero nunca olvides que la persona que te hizo daño, te lo puede volver hacer”… “Nunca salgas para la calle, ni siquiera para botar la basura con rollos en la cabeza ni con cholas. Y recuerda siempre, que no hay mujer fea, sino mal arreglada”



Anoche, casi al irse el 3 de agosto recé oraciones bonitas improvisadas desde mi corazón. Le dí las gracias infinitas por todas las cosas lindas que hizo por mi, además de darme la vida incluso en circunstancias tan dolorosas para ella: A pocos días de yo nacer, un camión la atropelló en la Avenida Principal de Campo Claro-La Carlota, y por un milímetro milagrosamente los muchos golpes que recibió, no me tocaron.
QUERÍA QUE LE PINTARA LOS LABIOS Y LA EMPOLVARA ANTES DE VIAJAR AL INFINITO.


El pasado 3 de julio 2014 mientras estuvimos esperando por varias horas en el horrible y deshumanizado Hospital de Magallanes de Catia, que una ambulancia la viniera a buscar para trasladarla al CDI de Chuao, en donde falleció a las 6:05 de la mañana del pasado 4 de julio. Me dijo con señas, la vida se le estaba apagando, que sacara de mi cartera el espejo para verse. Se vio en el espejo y me hizo señas para que le pintara los labios de rojo, la empolvara y le dibujara las cejas con su lápiz marrón. Le dije que no podía hacer nada de eso por instrucciones estrictas de los médicos en las varias etapas que estuvo en Terapia Intensiva en la Clínica Atías, Hospital de Coche y Hospital Magallanes de Catia. Me hizo señas de resignación de no irse arregladita para el CDI de Chuao. Pero me pidió con señas que entonces la pusiera aunque fuese la colonia de bebé que si le permitían usar los médicos y que la peinara con una colita para el cabello. Muchas veces me coloqué muy cerquita a sus labios para poder escucharle sus instrucciones de coquetería femenina, que ¡ni en estos últimos momentos dejó de un lado!. Cada vez que recuerdo esto me sonrío, y cuando se lo conté a mi hija a pocos días de fallecer mi mamá, no pudo evitar de reírse.

LA CARTERITA ROJA DE MI MAMÁ QUE TENÍA DE CABEZA A LOS MÉDICOS INTENSIVISTAS DEL HOSPITAL DE COCHE….JA JA JA…


Esto de mi mamá fue tan cómico, que ¡hasta los médicos intensivistas Hospital de Coche se sonrieron! cuando me dijeron muy preocupados que mi mamá estaba alucinando con una carterita roja que en todo momento pedía que le trajeran cuando estaba inconsciente. Yo les expliqué a los intensivistas que esa carterita roja no era una alucinación, que la misma existía y se nos había extraviado en su cuarto pocas horas de perder la conciencia totalmente en la casa el sábado 14 de junio a las 9:55 pm. En esa carterita roja que yo le había comprado 7 meses atrás, tenía su pintura de labios color rojo rubí, su polvera con espejo para la carita, su lápiz de cejas color marrón, su peine, una pinza para acomadarse sus delineadas cejas y sus colitas de caballo para agarrarse el cabello, además de su colonia de bebé. Apenas los intensivistas me dijeron lo de la carterita roja, voltié la cama de mi mamá y busqué en todos los rincones la “bendita carterita roja” hasta que la encontré. Pensé que tomando medidas de limpieza extrema de la carterita y de todo lo que contenía, podía tenerla (así no pudiese pintarse) cerca de élla, pero no fue así. Los médicos me dijeron que NO y que me la volviera a llevar.

Ante este menudo detalle pero que para mi mamá en su gravedad era muy importante, le dije la verdad muy cerquita de sus oídos: Mamá ya conseguí tu carterita roja y la tengo en mi cartera fuera de esta sala de Cuidados Intensivos, pero los médicos dicen que no puedes tener nada en tu cama por tu salud. ¡Aquí no puede entrar ni de contrabando un germen!. Entendió lo que le dije y se quedó tranquila y no volvió a pedir más la carterita roja en sus momentos que no estaba consciente.

LOS RECUERDOS Y LEGADOS LINDOS QUE ME DEJÓ MI MAMÁ ROSA

Mi mamá me ofreció una infancia súper feliz con mis tías-hermanas de crianza Margarita y Guadalupe Díaz Adriani y mi abuela materna: Carmen Cecilia. Tuve dos padrinos de bautizo maravillosos como lo fueron el Dr. Henrique Pérez Dupuy (presidente y dueño con su padre del Banco Venezolano de Crédito) y Carmencita Osorio, su secretaria privada, quienes jamás olvidaron un cumpleaños mío ni una Navidad. Pérez Dupuy, a pesar de su altísima posición social y económica, iba en su lujoso carro al apartamento sencillo donde vivimos por 4 años en la Avenida Fuerzas Armadas, Parroquia San José para cantarme el Feliz Cumpleaños con un lindo regalo conjuntamente con mi madrina.
.

De izquierda a derecha: Paula (Miriam), Lupita y Margarita Díaz Adriani, tías-hermanas de crianza, cuyas muertes en la edad de los 24 y 26 años en un mismo año, me marcaron definitvamente. Cada día de mi vida las recuerdo con gran nostalgia. Con ellas compartí los más hermosos momentos de mi niñez y adolescencia.

Rosa (mi mamá) me enseñó el abecedario y a deletrear antes de ir a estudiar Kinder, y evitarme los “reglazos” de los maestros de la época, que decían que la enseñanza se aprendía con “sangre”. Me enseñó a sumar, a restar y lo que para mí fue lo más difícil en matemáticas: Aprender a Dividir con dividendos y divisores de varias cifras, además de los quebrados. Vigilaba mi ortografía y mi caligrafía. Élla tenía una preciosa letra, que decían que eran la “precisa” para levantar actas en los Registros Civiles. Me ayudaba con los dibujos de Ciencias Naturales los cuales coloreaba como si fuesen hermosas fotografías a color. Desde Kinder hasta 2do grado de Primaria me llevaba mañana y tarde al colegio. Luego me puso un transporte Escolar, porque el colegio de monjas donde estudiaba (Congregación Hijas de Cristo Rey) lo mudaron de la Urbanización Santa Cecilia-Campo Claro para la Urbanización Los Chorros. Luego desde 5to Grado me cambió para el recién inaugurado y bello Colegio Madre Emilia, ubicado hoy en la Av. Rómulo Gallegos:Municipio Sucre, Distrito Metropolitano de Caracas.

Siempre mi mamá se arrepintió de haberse casado siendo muy joven y de no haberse ido a estudiar a Canadá Inglés y Francés teniendo la visa de estudiante y el boleto de viaje en sus manos: Tuvo miedo de irse fuera de Venezuela y de regresar nuevamente a un Internado. Pero con la diferencia que un Internado en Canadá en esos años eran muy distintos a los súper estrictos colegios católicos que había en Venezuela. Se arrepintió luego del divorcio con mi papa, de no haberse casado con un cubano-americano que le ofreció matrimonio cuando viajamos a Florida (USA) con mi abuela Carmen Adriani. Esta última “mala decisión” yo también la lamenté siempre. Y muchas cosas hubiesen sido muy distintas para ambas.

Siempre tuvo dos lemas en su vida: “Perdona siempre pero nunca olvides que la persona que te hizo daño, te lo puede volver hacer”… “Nunca salgas para la calle, ni siquiera para botar la basura con rollos en la cabeza ni con cholas. Y recuerda siempre, que no hay mujer fea, sino mal arreglada”

UNA MAMÁ QUE TUVO UNA FÉRREA DISCIPLINA DE LOS INTERNADOS DE MONJAS DE SU ÉPOCA

Mi mamá Rosa Adriani, por razones laborales de su mamá que viajaba mucho a Trinidad y a Aruba para comprar ropa fina y perfumes para mujeres y caballeros, estuvo varias etapas de su vida interna en exclusivos colegios de monjas tanto en Mérida como en Valencia, tiempos en que las monjas eran muy estrictas en la disciplina, en la letra y ortografía, en las matemáticas y en las madrugadoras misas diarias de las niñas de lunes a domingo.

Mi abuela Carmen Cecilia Adriani, era un lince en los negocios, y de sus viajes frecuentes por las islas caribeñas tuvo importantes clientes fijos que le compraban siempre. Sus cosas materiales que logró en vida fue producto de su esfuerzo personal y no de sus 3 divorcios, lo que para la época era todo un escándalo, pero fueron decisiones valientes que tenía que tomar, las cuales cualquier mujer de hoy moderna y con amor propio también las hubiese hecho.

Mi mamá en el transcurso de su vida siempre tuvo problemas de salud, pero ella con su férrea voluntad y alegría contagiosa trataba de vencerlos. Los problemas de fuertes dolores de su columna vertebral, comenzaron cuando siendo niña y estaba jugando, la hija del Presidente del Estado Mérida (era gorda y mi mamá muy delgada) le cayó encima. Antes a los Gobernadores de cada Estado, se les decía Presidente del Estado Mérida, Presidente del Estado Táchira…En esos años a las niñas, aún cuando estuviesen en internados de prestigio la comida no era muy buena ni balanceada. Mi mamá decía que las monjas comían de maravilla pero las niñas no tenían la misma alimentación. Su mamá Carmen Cecilia, le llevaba semanalmente o quincenalmente mercados de cosas nutritivas y regalos a las monjas para que trataran con cierta deferencia a mi mamá. Pero mi mamá era muy generosa y desprendida, y lo que le llevaba su mamá (que en esos años le decía a las monjas que era su hermana menor) lo compartía con sus amigas del internado, en desmedro de su salud y nutrición apropiada.

LOS DOS FALLECIMIENTOS DE MARCARON PROFUNDAMENTE MI VIDA Y QUE SIEMPRE ESTARÁN EN MI CORAZÓN…


Mi mamá tuvo 3 hermanos: Miguel Sequera Adriani (abogado y destacado investigador criminólogo en los mejores tiempos de la Policía Técnica Judicial, antigua PTJ). Margarita y Guadalupe (Lupita) Díaz Adriani, hijas del escritor guariqueño y que fue miembro de la Academia de la Lengua: Pedro Díaz Seijas y tío de Isaías Rodríguez Díaz (exFiscal General y exVicepresidente en el Gobierno de Chávez, mi abuela fue cuñada de su mamá). Ambas (Margarita y Lupita) fueron mis tías-hermanas de crianza por razones cercanas a mi edad y lamentablemente murieron muy jóvenes: Lupita se murió con su esposo Hugo Gil (hermano de la periodista Katia Gil) en un accidente de tránsito a los 24 años en Ann Arbor, Michigan (un 4 de marzo) estando ambos becados por la Gran Mariscal Ayacucho y Margarita en ese mismo año, fallece a los 26 años el 8 de diciembre de ese mismo año en la Clínica Ávila (tenía Lupus desde los 16 años).
En esta foto tomada en  la Isla de Margarita, aparecen de izquierda a derecha, mi tía-hermana de crianza Margarita Díaz Adriani, mi abuela Carmen Cecilia Adriani Mendoza, mi persona con la carita tristona ya ni me acuerdo porqué y Lupita Díaz Adriani....¡Cuántos momentos felices viví con ellas y mi mamá Rosa María)
Mi mamá Rosa María Adriani Mendoza, siempre tenía una sonrisa en el rostro y era muy coqueta en su arreglo personal.

 Estos dos fallecimientos muy tempranos en lo personal me marcaron profundamente, mi vida no fue la misma desde que Guadalupe (Lupita) y Margarita se fueran de mi vida para siempre. No ha habido un día que no piense en mis tías-hermanas de crianza, con quienes compartí momentos preciosos de mi niñez y adolescencia, con quienes compartieron también muchos momentos felices mis primos hermanos por parte de mi papá como lo fueron Lorenzo Maggiolo Giraud (Chicho) y Federico Misle Giraud (El Catire).

Mis primos Federico Misle Giraud (El Catire), Lorenzo Maggiolo Giraud (Chicho). la de la morisqueta soy YO, y mi tía-hermana de crianza Margarita Díaz Adriani. Lupita estaba tomando la fotografía. Club Táchira (Caracas)